Uniendo Fuerzas: El Desafío de los Agricultores en Europa

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Agricultores / EFE

Julio Martín García de Blas

En el vasto paisaje de la política europea, un antiguo proverbio africano cobra vida: «La unión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre». Esta metáfora resuena poderosamente en la situación actual de los agricultores en España y en toda Europa.

Los Verdes, a través de una coalición, han conseguido consolidarse como el cuarto grupo más influyente en el Parlamento Europeo. Mientras los populares, los socialdemócratas y los liberales comparten el gobierno, los Verdes desempeñan un papel crucial que va más allá de cuestiones periféricas. Su influencia se hace sentir especialmente en decisiones fundamentales que darán forma a las prácticas agrícolas en Europa. Desde la crianza de vacas hasta el cultivo de tomates, estas determinaciones no solo impactan de manera directa y duradera en la vida de los agricultores, sino que también delinean el rumbo futuro de la agricultura en nuestro continente. La manera en que se legislen estas prácticas ejercerá una profunda influencia en los medios de subsistencia de quienes trabajan la tierra, marcando un hito significativo en el devenir de la agricultura europea

¿Dónde están los agricultores en esta conversación? Es una pregunta urgente. ¿Cuántos agricultores participan en estas reuniones? ¿Cuántas voces representan sus intereses? La respuesta es insuficiente. Las medidas concretas y duraderas para abordar los desafíos y problemas que enfrenta el sector agrícola deben surgir de un diálogo genuino con quienes trabajan la tierra. Es hora de que los agricultores tengan un asiento en la mesa y contribuyan activamente a las decisiones que afectan su sustento. La voz de los agricultores debe resonar en el Parlamento Europeo. Necesitan mirar a los ojos a quienes toman decisiones y decirles: «No, ya no nos tendrán de rodillas. La alimentación, el bien más estratégico de nuestra sociedad, no puede ser sacrificada en aras de intereses externos». Es momento de hablar de igual a igual, de exigir un presupuesto justo y de defender la soberanía alimentaria.

Menos de 100 días nos separan de las elecciones europeas. Es hora de que los agricultores se organicen, se empoderen y tracen su propio camino. Juntos, podrán asegurar que la voz de quienes cultivan la tierra sea escuchada y respetada en el corazón de Europa.