Ni existen los tranvías sin raíles, ni la catenaria es algo anticuado

El TRAM de Alicante, en una imagen de archivo.

El TRAM de Alicante, en una imagen de archivo. / Jose Navarro / JOSE NAVARRO

Eduardo Bonet Angelino

 Durante estos días se habla de las ampliaciones de la red del TRAM de Alicante, en concreto refiriéndose a unos “tranvías sin raíles ni catenaria de última generación”, como una alternativa “económica y ligera”. Tal magia no existe.

En realidad, son autobuses de alta capacidad eléctricos de guiado óptico, cuya infraestructura es incompatible con el tranvía actual y con coste muy superior a un autobús de alta capacidad convencional. Además, hablamos de adquirir y mantener vehículos, personal e instalaciones diferentes al tranvía. Esta duplicidad aumentaría los costes, a lo que se debe sumar que estos vehículos tienen una longitud inferior a cualquier tranvía actual y no pueden circular dobles, por lo que se necesita una flota mayor y tiene un límite de capacidad a la hora de aumentar el servicio.

Y ojo, no porque utilice neumáticos significa que construirlo sea tan simple como “pintar líneas”. El gran peso de estas unidades debido a las baterías acelera la formación de baches en la calzada, lo que hace necesario que esta tenga que ser reconstruida para reforzarla, negando ahorros respecto al tranvía. Que sirva de advertencia para la tentación de construir tranvías con raíles pero sin catenaria, porque las vías actuales del TRAM no están preparadas para este mayor peso. Y los sistemas de Alimentación Por Suelo (APS) obligan a utilizar tranvías de un fabricante concreto, de los cuales no tenemos.

En definitiva, exijamos infraestructuras de transporte probadas y no la última moda que en una década será insostenible.