El futuro judicial del expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, y de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ya está en manos del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad (TSJ). Apenas 24 horas después de que las Cortes remitieran al juez José Castro -instructor del caso Nóos en Palma de Mallorca- el certificado que confirma la condición de aforados de Camps y Barberá al ocupar sendos escaños en el hemiciclo autonómico, el magistrado elevó ayer al TSJ la rama valenciana del sumario que investiga los negocios de Iñaki Urdangarin, yerno del Rey, en la Comunidad, una actividad que, de acuerdo con los datos de Anticorrupción, le reportó a Nóos, el instituto que dirigía el duque de Palma junto a su socio Diego Torres, ingresos limpios de polvo y paja por un importe que superaría los tres millones de euros.

En la exposición razonada, documento que ahora el alto tribunal valenciano debe analizar para nombrar un instructor y declararse o no competente, el juez Castro entiende que tanto Camps como Barberá, tuvieron una "decisiva e imputable intervención" en las negociaciones para organizar el Valencia Summit, un foro deportivo celebrado entre 2004 y 2006 por el que el Instituto Nóos percibió de una empresa de la Generalitat y del consistorio valenciano más de tres millones de euros del erario público, de los que el 80% fueron a parar de forma directa, de acuerdo con la tesis de la Fiscalía -asumida al completo por Castro-, a las arcas de Nóos. Un segundo proyecto, la celebración de unos Juegos Europeos en la ciudad de Valencia, quedó en el aire. La Generalitat llegó a firmar un contrato de 6 millones e, incluso, a abonar 382.000 euros a Urdangarin para poner en marcha el evento deportivo que, sin embargo, nunca se celebró.

Cuando hace unos meses, el juez acordó una fianza civil de 8,2 millones para Urdangarin y Torres, el magistrado alertó de que se había encontrado con indicios "razonables" de que en la Comunidad se habrían producido "una serie de hechos de apariencia delictiva". En aquella resolución, que el juez reclama que se reproduzca a modo de relato de los hechos, José Castro ya advertía de que en los convenios firmados entre la Generalitat y Nóos, tildados de "ilegales" por el Tribunal de Cuentas, figuran contratos amañados, facturas cruzadas y otras "transgresiones palmarias de la legalidad". Con la fórmula de los convenios, las administraciones prescindían "olímpicamente" de tramitar ni concursos públicos ni negociados. Un "ropaje jurídico" para justificar las contratas con Nóos con el único motivo de que al frente del organismo estaba "el yerno del Rey".

Entonces, las pesquisas se concentraban en los dos socios de Nóos. Fue Diego Torres el que en su declaración del mes de febrero se encargó de poner encima de la mesa una reunión que, junto a Urdangarín, habría mantenido con Camps y Barberá en La Zarzuela, residencia de la Casa Real, el 29 de enero de 2004, apenas nueve meses antes de que el 8 de septiembre de ese mismo año se rubricara el convenio para celebrar la primera edición del Valencia Summit. El juez Castro tiró de ese hilo y el exsocio de Urdangarin le remitió el pasado mes de mayo, dentro de su estrategia de ir aportando papeles por fascículos a la investigación, un detallado relato de aquella cita, que ahora sirve de base para que el magistrado envíe el caso a Valencia con el objetivo de que el TSJ decida si investiga la actuación de Francisco Camps y Rita Barberá y si, finalmente, acaba imputándolos en la trama Nóos.

Acompañando el relato de mails y de diversa documentación, Torres trasladó al juez que Urdangarin había coincidido con Barberá en un acto justo después de que Valencia fuera designada para la celebración de la Copa América de vela. En una segunda conversación, la primera edil valenciana había mostrado a Urdangarin su interés por la actividad del Instituto Nóos como entidad dedicada al asesoramiento y al patrocinio deportivo. Quedaron emplazados para una nueva cita en la que, en principio, ya debía asistir Francisco Camps, que por aquel entonces llevaba apenas unos meses de mandato en la Generalitat.

Diego Torres se habría encargado de preparar la reunión que, finalmente, cuadraron en agenda con la presencia de Camps y Barberá en Madrid el 29 de enero de 2004, fecha en la que ambos participaban en Fitur. Ese día, Urdangarin y su socio volaron desde Barcelona, trayecto en el que se desveló que el encuentro se celebraría en La Zarzuela. En Barajas, de acuerdo con la versión que la defensa de Torres entregó a Castro, cambiaron dos veces de vehículo hasta que subieron en "uno de la Casa Real, cuyo chófer de unos 50 años saludó familiarmente a Urdangarin". Fueron directamente a la residencia del Rey Juan Carlos, donde no hubo ningún control -"era el yerno de S.M.", recuerda el escrito-, escenario en el que se produjo la presentación del proyecto de un foro deportivo a celebrar en Valencia. A los ocho meses, ya se firmaron los primeros convenios para los negocios del Instituto Nóos en la Comunidad.