Lejos de amainar, la tormenta mediática que se desató este jueves por el curso de liderazgo que iba a recibir Alberto Fabra con cargo a las arcas del Consell se mantuvo ayer en plena fuerza. Y eso, que el propio presidente ya había anunciado que finalmente la Generalitat no iba a abonar ni un céntimo de los 20.000 euros que iba a costar esa acción formativa. Tras mantener una cumbre en Zaragoza con la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, los periodistas se interesaron por la rescisión del contrato con el "coach" Javier Martínez de Marigorta. "Entiendo que este tema no puede ser pagado por los ciudadanos y no ha costado ni un solo céntimo de euro a los ciudadanos de la Comunidad Valenciana. Y no va a costar, con lo cual eso será asumido lógicamente por mí, y no hay nada más que hablar", sentenció tras la firma de un convenio con su homóloga aragonesa. Fabra despejó así la incógnita. Sí recibirá el curso. Pero se rascará el bolsillo. Hasta ahí llegó. Nada más. El presidente evitó profundizar más en el tema y se limitó a añadir que "siempre es bueno que podamos estar mejor formados". Esa parquedad en palabras tuvo un objetivo claro: evitar avivar aún más, si cabe, una polémica que el PP ha gestionado francamente mal, coinciden varios dirigentes populares.

El ejemplo más evidente se produjo este jueves por la mañana. Un día después de que este diario destapara la noticia, el vicepresidente del Consell, José Císcar, compareció ante los medios de comunicación para informar sobre los acuerdos adoptados en el pleno del Ejecutivo autonómico. Y en el turno de preguntas, defendió que la Generalitat destinaría 20.000 euros para formar en liderazgo al presidente. "Redunda en beneficio de todos los valencianos", proclamó. Apenas dos horas después, sin embargo, Fabra le dejó en evidencia. Dio orden de rescindir el contrato con el preparador y anunció, al igual que hizo ayer, que de las arcas autonómicas no saldría ni un euro para financiar la acción formativa sobre "política y liderazgo".

El presidente de la Generalitat no fue el único dirigente del PP que intentó rebajar el tono de la polémica. Su número dos en el partido y conseller de Gobernación, Serafín Castellano, recalcó que el asunto se encuentra "absolutamente resuelto" y destacó que Alberto Fabra "siempre toma las decisiones mejores y más oportunas".

Mucho más crítico se mostró el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Alfonso Alonso, durante una entrevista radiofónica. "Yo es que no sé para que sirve un entrenador de liderazgo, la verdad. Entonces, me parece una contratación un tanto extravagante, para ser sincero", declaró en los micrófonos de la Cadena Ser. Alonso no se mordió la lengua. "Yo que le conozco (a Fabra)... no le pega mucho esto de andar contratando entrenadores de liderazgo. Me parece absurdo porque todo eso no sirve para nada en política", prosiguió el diputado.

Las reacciones no llegaron sólo de la esfera política. La empresa valenciana de "coaching" e inteligencia emocional Intelema ha decidido remitir por escrito una carta al jefe del Consell para ofrecerle sus servicios de manera gratuita. Concretamente, le ha enviado un bono con 10 sesiones. Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas, y catedrático de Organización de Empresas de la Universitat de València, Roberto Luna, defendió que los cursos de liderazgo de los políticos sí "tienen retorno para toda la ciudadanía", pero emplazó al presidente a "cuidar las formas" y propuso "un concurso más competitivo" para seleccionar al preparador.