Uno de los grandes focos del congreso provincial que se celebrará mañana en Torrevieja, sin duda, apunta a la configuración de la estructura con la que se constituirá la agrupación local de Alicante. Como se recordará, en su momento, el PP optó por trocear la organización en distritos con una presidencia rotatoria cada seis meses. La debilidad que tenía el PP en el Ayuntamiento de Alicante con Sonia Castedo aconsejaba dejar en el aire los liderazgos del partido. Ahora, sin embargo, todo eso va a cambiar con una batalla en la que dos concejales alicantinos -el portavoz Luis Barcala y el vicepresidente de la Diputación, Carlos Castillo- aparecen como máximos aspirantes a la presidencia local salvo que, a última hora, surja una tercera vía de consenso para aplazar una guerra que, en el fondo, esconde una especie de «primer round» por la candidatura a la Alcaldía de Alicante en 2019.

Inicialmente, la propuesta incluída en la ponencia y avalada por el propio José Císcar, preveía elegir un presidente y un secretario general en asamblea pero a la vez mantener la estructura de distritos con juntas que designaran los afiliados de cada barrio que, de facto, se convertían en un contrapeso para la dirección local. «Podía darse el caso de que tres de los presidentes de distrito no tuvieran la línea del máximo responsable del partido», definió de forma gráfica un dirigente del PP preguntado por la cuestión. Ese apartado es uno de los que más enmiendas ha recibido en la ponencia de estatutos. Aunque todavía se están negociando los términos finales de esa estructura, todo apunta a que sólo habrá una votación para elegir la ejecutiva de toda la ciudad y que los «jefes» de distrito serán designados «a dedo» por el presidente local que salga de la asamblea, que tendría todo el poder. Una situación que avanza una dura batalla por el control del PP en la capital.