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Un laboratorio con votos de verdad

Las elecciones andaluzas de hoy se han convertido en un test con datos reales al que miran todos los partidos del tablero político de la Comunidad

Una urna de las elecciones andaluzas celebradas en el año 2015. efe

Después de meses y meses de encuestas publicadas con resultados en ocasiones tan cambiantes como la velocidad vertiginosa a la que se mueve la enrevesada escena política, llegamos a la primera toma de contacto con la realidad. Las elecciones andaluzas que se celebran hoy a poco más seis meses de las municipales y de los comicios previstos en otras 13 autonomías -entre ellas, en principio, la Comunidad Valenciana- y, además, con otra posibilidad planeando: la convocatoria de unas generales. Casi nada. Estos comicios, por tanto, se han convertido en un laboratorio con papeletas de verdad al que están mirando todos los partidos políticos. Esto ya no son predicciones demoscópicas con «cocina» más o menos interesada. El resultado va a marcar la estrategia de las próximas semanas no sólo en el conjunto de España sino también en esta Comunidad. Todos aquellos que tienen algo que decir en el tablero de juego valenciano también están a la espera de lo que acabe pasando en Andalucía, convertida en estas últimas semanas en un campo de batalla con muchos detalles a anotar.

Ximo Puig, presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV, espera el resultado de su amiga Susana Díaz para, dando por descontado que los socialistas andaluces serán los más votados, ratificar de forma definiva si la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa hace ahora seis meses genera el suficiente viento de cola y, de paso, ver si suma un argumento más para, una vez pasado el trámite de la aprobación de los presupuestos en las Cortes, decidir ya definitivamente si adelanta la convocatoria de las autonómicas. Una cita para la que sólo habría dos fechas disponibles: el 17 de febrero si el decreto se firma justo antes de Navidad tras el debate de presupuestos; o una semana más tarde, el día 24 -es la jornada que más gusta si se acaba pulsando el botón rojo- con una decreto de convocatoria a firmar el primer día del año 2019.

En el flanco izquierdo, Podemos no se presenta con sus siglas. Concurre con la plataforma Adelante Andalucía, en la que se agrupan junto a los morados otras fuerzas de izquierda. Las encuestas les colocan en un pañuelo entre la segunda y la cuarta posición. El pasado viernes, durante su conferencia en el Foro Club INFORMACIÓN, el director de Investigaciones del CIS, el catedrático Antonio Alaminos, esbozó, precisamente, que la receta de Podemos para estabilizarse pasa, en gran medida, por jugar con estas marcas territoriales -ya ensayadas en Cataluña o Galicia- para maquillar una imagen que se ha desgastado muy pronto. Compromís es el único que no puntúa directamente pero sí le interesa el resultado. Primero: por el camino que pueda tomar Puig con el adelanto electoral. A Mónica Oltra no le termina de convencer pero a buena parte de la coalición ya le gusta una música que singularizaría la campaña con menos contaminación del debate madrileño. Y segundo: por el rumbo que tome Podemos. Compromís se va a presentar en solitario a las autonómicas y municipales pero se disputa con los morados, en medio de una gran confusión del electorado sobre ambas fuerzas como reveló el profesor Alaminos, una buena bolsa de votantes comunes.

En el ala derecha, el PP con Pablo Casado en su primera gran cita necesita, al menos, conservar la hegemonía de la derecha con un voto más que Ciudadanos. Todo lo que no sea mantener a ralla a los de Albert Rivera será un inmenso fracaso que tendrá efectos en territorios como la Comunidad -especialmente en Alicante- en los que, sobre el papel, la pugna por ese liderazgo parece estar abierta. Ciudadanos, de hecho, aspira a rebasar al PP para ofrecer esa imagen de «sorpasso» en el resto de España pero a la vez seguir siendo decisivos en un territorio en el que, todo sea dicho, han apuntalado al gobierno socialista. Voto clave que también anhelan en esta Comunidad. La radicalidad del PP y Cs, como también explicó Alaminos, ha terminado por alimentar las opciones de representación para la ultraderecha de Vox, con la que los populares coquetean para ver si suman mayoría tripartita en Andalucía. Pero a la que cargos del PP en esta Comunidad ya apuestan por jalear para tener otro posible socio con el que pactar aquí. Olvidan dos cosas: nuestro listón electoral es muchísimo más difícil de franquear y abrir la puerta a Vox daña, sobre todo, al propio PP. Atentos a Andalucía.

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