El Presupuesto de la Generalitat más elevado de la historia, con 25.627,6 millones de euros para combatir la pandemia del coronavirus e impulsar la reactivación económica y social durante 2021, tiene su reflejo directo en la inversión territorializada que el Consell ha previsto para la provincia de Alicante a lo largo del próximo año. Unas cuentas «expansivas y ambiciosas» que, en línea con lo que lleva haciendo el Botànic los últimos años, cumple con el reparto poblacional de las tres provincias y, además, mejora casi en un 20% las cifras de inversión que se destinan a los municipios alicantinos. En concreto, de 321 millones en 2020 se pasa a 398 millones para 2021. Para Valencia destinan 503 millones (el 48%, tres puntos menos que su peso poblacional), y para Castellón, 146 millones (14%, dos puntos y medio por encima de su volumen de habitantes).

Con un clima interno entre los socios del Botànic mucho más fluido que hace un año, ni siquiera el interés de Compromís por actualizar los impuestos ha tensionado en exceso la convivencia entre consellers. El proyecto de presupuestos que se presentó ayer no incluye un incremento de tributos, ni siquiera a las rentas más elevadas, como pedía Compromís, o el gravamen a las viviendas vacías, como reclamaba Unidas Podemos. El PSPV, con el conseller de Hacienda, Vicent Soler a la cabeza, frenó en un primer momento el intento de sus compañeros de gobierno de tocar los impuestos, aunque el Botànic se abre a que en el trámite parlamentario los grupos de izquierdas puedan incorporar modificaciones a la ley para una mayor progresividad fiscal. Tanto la Ley de Acompañamiento, que marca los límites fiscales, y el propio proyecto de presupuestos, comienzan la próxima semana su andadura por las Cortes para que estén aprobados, definitivamente, a finales de año. Y, en esos dos meses de recorrido, Soler está «totalmente abierto» a que pague más quien más tenga, pero la intención de Compromís y Podemos choca con el «rigor y la prudencia» que ofrecen la comisión de expertos o el Observatorio Fiscal, con los que el conseller y el jefe del Consell, Ximo Puig, cuentan antes de tomar cualquier decisión tributaria a pesar de la necesidad de recursos.

Desplome económico

El aumento en la inversión de 2.606 millones respecto a 2020 (un 11,3% más de crecimiento) choca con el desplome económico previsto para el próximo año. Dar respuesta la pandemia conlleva aumentar el gasto en un horizonte económico negativo, con unas previsiones de caída por encima del 10%. Sin embargo, en línea con la senda marcada por la Unión Europea y el Gobierno de España de incrementar el gasto público como herramienta para facilitar la salida de la crisis, el Botànic se ha lanzado a la piscina previsto del flotador que suponen el aumento de aportaciones del Estado (tanto entregas directas como préstamos, a través del Fondo de Liquidez Autonómico, más conocido como FLA) y las ansiadas subvenciones europeas, de las que podrían llegar en una primera tanda hasta 414 millones a partir del segundo semestre del próximo año.

Dentro de esa línea expansiva, está prevista para la provincia de Alicante un fuerte aumento de las partidas relacionadas con el turismo, uno de los principales motores de la economía alicantina. Más de 100 millones para toda la Comunidad Valenciana, en actuaciones directas y campañas de promoción. Mientras, en Sanidad, por ejemplo, se destinan 7 millones a las ampliaciones de los hospitales de la Marina Baixa y Orihuela.