Irene Montero

«Muchos se pusieron de perfil con Oltra; Podemos siempre fue claro»

La exministra defiende que la ciudadanía decidirá si Europa «es una potencia de paz o de conflicto» y avisa: «La guerra nunca viene sola, siempre trae consigo los recortes económicos»

Irene Montero

Irene Montero

Diego Aitor San José

Diego Aitor San José

El ritmo de Irene Montero es frenético, se nota en el paso acelerado en la sesión de fotografías previa y en la velocidad con la que hilvana las frases. Tiene el reto de lograr que Podemos retome el vuelo en las elecciones europeas. Para ello, evita entrar en las disputas de la izquierda y reivindica el «sí se puede» inicial y la lucha frente a la guerra judicial que denuncia Pedro Sánchez y que los morados, indica, conocen de sobra.

La semana ha quedado marcada por la carta de Pedro Sánchez. ¿Qué sintió al leerla?

Sentí que sabemos perfectamente por lo que está pasando y que ojalá ahora que ellos están empezando a sufrir esa guerra judicial y mediática de forma directa dejen de mirar para otro lado o dejar hacer al bloque reaccionario porque han creído que les pudiera beneficiar electoralmente.

¿Echó de menos ese respaldo del PSOE?

Me hubiese gustado que no hubieran mirado para otro lado, pero nunca me he sentido sola y por eso también salimos rápido a mostrar cariño al presidente. En los momentos en los que la reacción golpea con más fuerza, lo más importante es no estar sola y yo tengo la suerte de tener un partido y un equipo cuando estábamos en el Ministerio de Igualdad que me ha hecho saber que no lo estaba y que lo que estábamos haciendo merecía la pena.

Esa pregunta que se la hace Sánchez en su carta, ¿a usted le merece la pena?

Sin ninguna duda y esto importa mucho decirlo. Uno de los efectos más duros de la guerra judicial y mediática es que genera antipolítica, su objetivo es que la gente crea que no se pueden cambiar las cosas y no merece la pena estar en política. Pero yo transmito todo lo contrario, y lo digo sin ninguna ingenuidad, sí se pueden transformar las cosas y lo hemos demostrado, pero para eso hace falta voluntad política, cuidar y acompañar a quien está transformando y no criminalizarle o no culpabilizarle de la reacción.

¿Y cómo se le planta cara a esa «guerra sucia»?

A los reaccionarios se les para avanzando en derechos y nunca con silencio, poniéndose de perfil o mirando a otro lado. También democratizando el poder mediático y la justicia, por ejemplo, cambiando el acceso a la carrera judicial o desbloqueando el Consejo General del Poder Judicial.

Han mostrado su apoyo a Sánchez para que continúe. ¿Esta reflexión cambia la relación de Podemos con el Gobierno?

Hacemos esto por convicción democrática y política, no porque cambie la relación con el PSOE. Estos debates son centrales para la democracia en nuestro país porque aunque vayan a por personas concretas, el objetivo siempre es colectivo y es generar desafección.

¿Está en riesgo la legislatura?

El problema no es que esté en riesgo solo la legislatura, está en riesgo la democracia, el respeto a la voluntad popular.

Y en un momento de riesgo democrático, ¿se puede explicar la división en la izquierda?

Hay muchas formas de trabajar juntas y no todas pasan por presentarse juntas a las elecciones; es una forma, pero también hay formas muy poderosas de trabajo entre las fuerzas del bloque progresista como pactar los presupuestos con Bildu y ERC y no con Ciudadanos.

Pero a nivel electoral esa división tiene un coste.

Evidentemente, y forma parte de los debates y hay múltiples causas por las que se puede concurrir juntos o por separado a unas elecciones, pero es una pregunta secundaria que oculta la cuestión fundamental: si la gente tiene esperanza de que las cosas pueden cambiar. El problema es que el bloque reaccionario ha conseguido convencer a una parte de la población de que las cosas no pueden cambiar y lo han hecho porque, en parte, tienen poder y, en parte, porque hay sectores del bloque progresista que cuando el bloque reaccionario ha atacado han decidido apartarse, mirar para otro lado o incluso criminalizar a quien estaba en primera línea diciendo que debe dimitir con tal de no asumir el coste político, y eso se ha visto aquí con Mónica Oltra.

¿Compromís es un aliado de Podemos?

Ahora mismo, no. Ellos han decidido que su aliado es otra fuerza política que es Sumar.

¿La relación con Compromís hubiera sido distinta en el último año se hubiera seguido Mónica Oltra?

Yo respeto mucho el silencio de Mónica Oltra y si ella no habla, yo tampoco debo hacerlo salvo para decir que ni yo ni Podemos nos hemos puesto de perfil y siempre hemos dicho que es una clarísima víctima de ese bloque reaccionario que ha intentado frenar el proceso de transformación en esta tierra a través de acabar con Oltra.

¿Las cosas hubieran sido distintas en las elecciones si no hubiera habido caso Oltra?

Y también en caso de que no hubiesen mirado muchos para otro lado y se hubiesen puesto de perfil con los ataques a Podemos, que ha sido una fuerza determinante en la existencia de los gobiernos progresistas, también aquí, o diciendo que hacíamos ruido, que ha sido un mantra de muchas fuerzas progresistas en estos años.

¿Incluye ahí a Compromís?

Por supuesto, pero no es que lo incluya yo, lo han dicho. Si no se hubiese dejado hacer contra Podemos, a lo mejor no se hubiese puesto en riesgo ese gobierno progresista.

¿Y esos choques entre fuerzas aliadas no genera desafección?

Podemos hacer autocrítica, pero lo que genera desafección no es eso ni la forma de ir a las elecciones, es criminalizar a quien se está enfrentando al bloque reaccionario. Y si dejamos que ataquen a quienes están al frente de las transformaciones y hay quien se pone de perfil por interés electoral, lo que pasa no es que se quema uno y otro gana más espacio electoral, lo que pasa es que se pierden los gobiernos.

En 2014 fueron las primeras elecciones a las que se presentó Podemos también en unas europeas, ¿Qué queda de ese inicio?

El «sí se puede» sabiendo ya que no es solo una convicción, sino que es una realidad; que las cosas se pueden cambiar aunque sea con un alto coste político. Hemos aprendido mucho, obviamente estamos en un momento difícil, no sólo como organización sino como proyecto político, pero estamos en un momento enormemente poderoso donde Podemos se juega mucho.

¿Estas elecciones son un fin de ciclo o el inicio de uno nuevo?

Eso lo decide la ciudadanía, aunque sobre todo, la gente decidirá si Europa va a ser un territorio para la paz o para la guerra; y no es una decisión menor, porque la élite europea está planteando aumentar el gasto militar, también aquí los partidos del Gobierno, porque la guerra nunca viene sola, siempre viene con recortes.

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