Estamos a pocas horas de que los peques empiecen el colegio y tanto familias como docentes se sienten preocupados por cómo será el inicio de las clases y el posible riesgo de contagio que tienen los niños en las aulas. Ya os conté mi opinión sobre si abrir o no los colegios, pero al margen de las discrepancias que puedan existir, el hecho es que la semana que viene comenzarán las clases y debemos conseguir que se haga en las mejores condiciones posibles.
Esta semana empezó el curso Salud mental infantil en tiempos del covid-19 que tengo la gran suerte de impartir a través del CEFIRE Alicante. Participaron más de 100 profesores y en la sesión hicimos una dinámica en la que plantearan qué es lo que más les preocupa de los primeros días de curso. Una de las respuestas más repetidas fue cómo manejar las preguntas de los alumnos acerca de si hay peligro de contagio en clase o no. Esta preocupación también se da en muchas familias, que no saben si optar por quitarle importancia a esta situación o bien darle demasiada, generando a la vez un alto nivel de ansiedad en los niños.
Recomiendo en primer lugar que penséis que en el colegio hay vida más allá del covid-19. Preguntemos por qué tal el cole, cómo están, qué tal ha ido el día, qué han hecho y cómo se lo han pasado. Para favorecer que el niño tenga la confianza de transmitirnos sus miedos o preocupaciones, debemos facilitar la expresión emocional de los niños. Debemos preguntar y no evitar el tema.
La información sobre la situación del covid-19 que le deis a vuestro hijo debe ser información clara y adaptada a su edad. No hay que dar por hecho que los niños comprenden exactamente lo que está pasando así que expliquemos el por qué de las medidas que van a tomarse en el cole, la importancia de llevarlas a cabo y que si esto se cumple, el riesgo de contagio se reduce mucho. También habrá que informar que en el caso de que se pudieran contagiar, solo en una minoría de los casos se producen complicaciones que requieran hospitalización.
Muchos niños, por su timidez o por otros factores, no tomarán la iniciativa de plantear sus preocupaciones a los padres. Es por eso que debemos observar signos de alerta que puedan indicar ansiedad en nuestro hijo y ser nosotros los que facilitemos un espacio seguro donde pueda plantear sus miedos. Es una situación incómoda probablemente también para los padres, pero seguro que los niños agradecen tener ese momento donde poder hablar de lo que les pasa por la cabeza. Aquí el consejo es que no menospreciemos sus miedos o los tomemos como «tonterías». Debemos escuchar genuinamente a nuestros hijos, transmitirles nuestra comprensión y, de nuevo, aportarles una información clara y adaptada sin caer en alarmismos ni en la sobreprotección.
Las familias tienen un papel muy importante en la vivencia que tengan los niños de esta situación novedosa a la que se van a enfrentar. No centrarnos solamente en lo negativo, mostrarnos abiertos y empáticos y mejorar la comunicación con nuestro hijo va a mejorar sus miedos, reducir su incertidumbre y en definitiva permitir que el inicio de curso, aunque raro, sea ilusionante para ellos.
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