El plato de Harvard: la guía definitiva para una alimentación equilibrada

Descubre los beneficios para la salud de este modelo alimenticio y cómo aplicarlo a tu dieta diaria

Azucena Mendieta Delgado

Azucena Mendieta Delgado

En el mundo de la nutrición, donde las tendencias dietéticas vienen y van, el Plato de Harvard se destaca como una guía confiable y sencilla para una alimentación saludable. Desarrollado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard y la Escuela de Medicina de Harvard, este modelo es una respuesta a las limitaciones de la tradicional pirámide alimenticia.

El Plato de Harvard propone una forma práctica y visual de seleccionar y equilibrar alimentos para las comidas diarias.

¿Qué es el plato de Harvard?

El plato de Harvard divide un plato imaginario en cuatro secciones, cada una representando un grupo de alimentos esenciales. La mitad del plato está compuesta por frutas y verduras, y la otra mitad se divide entre proteínas y cereales integrales, con un pequeño círculo al lado representando lácteos o una fuente de calcio saludable.

Componentes del Plato de Harvard

  1. Frutas y verduras (50% del plato): Esta mitad del plato debe estar llena de color y variedad, incluyendo tanto verduras como frutas. La recomendación es incluir verduras de hojas verdes, como espinacas o kale, así como verduras de varios colores, como tomates, zanahorias y berenjenas. Las frutas pueden ser frescas, congeladas o secas, pero se debe evitar las conservadas en almíbar debido a su alto contenido de azúcares añadidos.
  2. Cereales integrales (25% del plato): La cuarta parte del plato debe contener cereales integrales, como el arroz integral, quinoa, avena, trigo bulgur o pan integral. Estos alimentos proporcionan energía de liberación lenta, lo que ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en la sangre y proporciona una sensación de saciedad más prolongada.
  3. Proteínas (25% del plato): El último cuarto del plato debe ser ocupado por proteínas. Estas pueden ser de origen animal, como pollo, pescado, huevos y carne magra, o de origen vegetal, como legumbres, tofu y frutos secos. Las proteínas son esenciales para la construcción y reparación de tejidos en el cuerpo.
  4. Lácteos o alternativas: Aunque no está incluido directamente en el plato, se sugiere incluir una pequeña cantidad de productos lácteos, como un vaso de leche o un yogur, o alternativas ricas en calcio como leche de almendra fortificada o tofu.

Beneficios del Plato de Harvard

  1. Fácil de entender y aplicar: A diferencia de otros modelos dietéticos, el Plato de Harvard es visualmente intuitivo y fácil de implementar en la vida cotidiana.
  2. Fomenta la variedad y balance: Al dividir el plato en varias secciones, promueve una dieta equilibrada y variada, incluyendo una amplia gama de nutrientes esenciales.
  3. Promueve el consumo de alimentos integrales: Al hacer énfasis en frutas, verduras y cereales integrales, el modelo aleja a las personas de alimentos procesados y ricos en azúcares añadidos.
  4. Adaptable a necesidades individuales: Este modelo puede ser adaptado para satisfacer diferentes necesidades dietéticas, preferencias y restricciones.

Aplicación práctica del plato de Harvard

Para implementar el plato de Harvard en tu dieta diaria, considera los siguientes consejos:

  • Planifica tus comidas: Al preparar tus platos, visualiza la división del Plato de Harvard y ajusta tus porciones en consecuencia.
  • Varía tus elecciones: Dentro de cada grupo de alimentos, elige diferentes opciones a lo largo de la semana para asegurar una amplia gama de nutrientes.
  • Cocina en casa: Preparar tus propias comidas te da control total sobre los ingredientes y las porciones, facilitando seguir el modelo del Plato de Harvard.
  • Escucha a tu cuerpo: Ajusta las porciones según tus necesidades energéticas y de saciedad.