Selfie de viaje, selfie con famosos, selfie con el novio, selfie en las fiestas de tu pueblo o selfie comiéndote las albóndigas tan ricas que ha hecho hoy tu abuela para cenar. Cualquier situación es ya excusa para inmortalizarla a base de smartphone con ese primer primerísimo plano de uno mismo. El vicio por la "autofoto" ya se ha plasmado en porcentaje tras una encuesta realizada durante 48 horas por la aplicación de mensajería LINE a 27.000 personas: el 59% de los españoles afirma ser adicto a los selfies. El fenómeno, sin embargo, es mundial; por algo los diccionarios Oxford de lengua inglesa declararon "selfie" como "palabra del año 2013" dándole la siguiente definición: "fotografía que uno toma de sí mismo, normalmente con un 'smartphone' o 'webcam' y que se cuelga en una web de medios de comunicación social". Y es que ese mismo año, el empleo del vocablo aumentó entre los angloparlantes un señor 17.000%.

Un día alguien se dio cuenta de que esa imagen tan poco casual abombaba la cabeza y ofrecía toda una gama de granos, puntos negros y pelillos faciales que sólo se perciben colocándose a esos escasos centímetros de alguien. El selfie era autodestructor pero no podía morir. Nació entonces el brillantísimo bastón o palo del selfie. Un artilugio que hace un poquito más panorámica la imagen y que permite que las selfies grupales sean algo más dignas. Sin ir más lejos, el bastón del selfie ha sido el objeto más deseado en las últimas rebajas de enero. Un palo adorado por muchos como salvador de la cultura del desencuerde y parodiado por muchos otros en las redes sociales con la imagen de un smartphone encima de un recogedor.

Es inevitable sacar el móvil y mostrarle al mundo con imágenes que te has encontrado con un célebre cantante. Pero la plaga también afecta a los mismos famosos. Sólo hay que entrar en el instagram de actores o presentadores para comprobar que son igual de débiles ante el fenómeno. El pasado fin de semana se jugó el derbi Roma-Lazio. El delantero Francesco Totti marcó dos goles consiguiendo el empate y para celebrarlo pidió su móvil y sacó la selfie junto a su afición que tanto daría que hablar. Y de futbolistas pasamos a primeros ministros: durante el funeral del líder sudafricano Nelson Mandela, el presidente estadounidense tampoco pudo resistirse y se hizo una polémica autofoto con la primera ministra de Dinamarca Helle Thorning-Schmidt, y el primer ministro británico, David Cameron.

El poder de esta instantánea ya comienza a encontrar ciertas restricciones: la playa francesa de La Garoupe se declaró este verano "anti-selfie" hasta el punto de nombrar una "Holiday Spam Police" para controlar que ningún veraneante se fotografiara. Al fin y al cabo, una playa paradisíaca es para disfrutarla sin artilugios tecnológicos de por medio. "Estamos pensando en prohibir las selfies en la alfombra roja de Cannes" dice Thierry Fremaux, director artístico del Festival "¿Qué es eso de hacer autofotos? Es mejor llevar el recuerdo de ese momento en la cabeza". También la Casa Blanca ha tenido problemas con la empresas Samsung por usar una selfie de Barack Obama con un jugador de béisbol para uso comercial a través de Twitter.

El boom ha causado polémicas de chiste. La realidad superó la ficción con la famosa selfie del mono sin derechos de autor. El reportero gráfico David Slater realizó en 2011 una serie de fotografías a primates en Indonesia. La cámara fue a parar a manos de un macaco que acertó pulsando el botón y se retrató creando todo un "auto-book" la mar de original. Una de las imágenes se hizo pública y, tras una costosa batalla legal, Slater nunca consiguió los Derechos de Autor. Mientras, el macaco recordaba subido a un árbol el día que jugó con ese extraño aparato que plasmaba su mejor perfil.

Pero el boom ha desencadenado también acontecimientos desastrosos: Courtney Sanford, una joven de Carolina del Norte falleció por sacar el móvil al volante y decirle a facebook vía instantánea lo feliz que estaba conduciendo; otra joven polaca cayó desde 7 metros desde el poyete que rodea el paseo fluvial de Sevilla resultando gravemente herida; quería hacerse una selfie con vistas al Guadalquivir. Una pareja se precipitó 140 metros en Cabo de Roca, Portugal, perdiendo el equilibrio con la correspondiente autofoto. Oscar, mexicano de 21 años, intentaba hacerse una foto con una pistola€ y apretó el gatillo por accidente.

Las autoridades no tardarán en exigir cartelitos en los móviles cual paquete de tabaco o botella de alcohol, que adviertan con más razón que un santo: "haga selfies con moderación" y "las selfies perjudican su salud y la de los que están a su alrededor".