Investigación

Un estudio muestra la relación entre algunos ácidos grasos con brotes de la esclerosis múltiple en el embarazo

El trabajo está firmado por Neurología del Gregorio Marañón y ha contado con la colaboración de los también madrileños Clínico San Carlos y Ramón y Cajal

Una mujer embarazada.

Una mujer embarazada. / FREEPIK (TIRACHARDZ)

Nieves Salinas

El Servicio de Neurología del madrileño Hospital Gregorio Marañón, que dirige Francisco Grandas, ha coordinado un estudio que identifica una correlación directa entre la concentración de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) con la actividad inflamatoria que tienen las pacientes con esclerosis múltiple durante el embarazo y postparto. El trabajo, cuyo investigador principal es el neurólogo del Marañón Juan Pablo Cuello, ha contado con la colaboración de los hospitales Clínico San Carlos y Ramón y Cajal.

"Cuando hablamos de esclerosis múltiple hablamos de una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta al sistema nervioso central. Los síntomas que padecen los pacientes dependerán del sector anatómico comprometido: nervios ópticos, cerebro y médula espinal, etc. En la actualidad, cada vez hay más evidencia científica que vincula la composición de la microbiota intestinal con el curso de distintas enfermedades autoinmunes", explica Juan Carlos Cuello, investigador principal de este proyecto e integrante del equipo de esclerosis múltiple del Marañón.

Los ácidos grasos de cadena corta son producidos por la microbiota intestinal cuando fermentan los componentes de los alimentos

Por esta razón, los investigadores quisieron analizar la concentración de ácidos grasos de cadena corta en su cohorte de pacientes embarazadas y ver su posible correlación con la ocurrencia de brotes. Los ácidos grasos de cadena corta son producidos por la microbiota intestinal cuando fermentan los componentes de los alimentos (principalmente fibra e hidratos de carbono no digeribles) en el interior del colon, precisan los autores del trabajo.

Mucosa intestinal

Los AGCC principales, detallan, son el ácido acético, el propiónico y el butírico. Tienen funciones tanto locales en el propio colon, como a distancia en el resto del cuerpo. Dentro de sus funciones locales demostradas, se incluyen la consolidación de la mucosa intestinal protectora o el favorecimiento en la proliferación celular, por ejemplo. A nivel sistémico, abunda Juan Pablo Cuello, pueden influir en el metabolismo energético corporal y modular la inmunidad sistémica.

Medir los AGCC al inicio del embarazo puede ayudar a los investigadores a identificar pacientes con riesgo de sufrir brotes en el puerperio

El neurólogo indica que esto último está despertando un creciente interés en la comunidad científica, ya que se cree que los AGCC pueden desempeñar un papel importante en la actividad de distintas enfermedades inflamatorias. De hecho, tras analizar la concentración de estos ácidos en la cohorte de mujeres embarazadas con esclerosis múltiple pudieron encontrar una correlación entre sus niveles con la presencia de brotes durante el embarazo y postparto. Además, los autores del trabajo vieron que medir los AGCC al inicio del embarazo podría ayudarles a identificar pacientes con riesgo de sufrir brotes en el puerperio, y mejorar así su estrategia terapéutica.

Colaboración entre hospitales

Según informa el centro sanitario, el estudio, titulado 'Short-chain fatty acids during pregnancy in multiple sclerosis: A prospective cohort study', ha sido publicado por la revista 'European Journal of Neurology', una publicación de primer nivel en el mundo de la Neurología, y ha recibido el premio 'Nicolás Achucarro' al mejor trabajo publicado en Investigación Clínica de 2022, concedido durante la celebración de la 16ª edición de los premios de la Asociación Madrileña de Neurociencias.

Para el estudio se incluyeron a 53 pacientes con la enfermedad embarazadas, agrupadas en función de la presencia de brotes de la enfermedad

La investigación, informa el hospital, se realizó sobre una cohorte de mujeres con esclerosis múltiple embarazadas, cuyos datos se recopilan en el Gregorio Marañón desde 2007. Para este estudio se incluyeron a 53 pacientes con la enfermedad embarazadas, agrupadas en función de la presencia de brotes de la enfermedad durante el embarazo y postparto y, además, se agregó un grupo de control de 21 mujeres sanas embarazadas. En el trabajo han colaborado, conjuntamente con el Marañón, profesionales de los hospitales Clínico San Carlos y Ramón y Cajal.