Festival Internacional de Benicàssim

Cuando Pedro Sánchez era 'fiber': de su camiseta "indescriptible" a la polémica con el Falcon

El presidente del Gobierno ha acudido al festival en al menos dos ocasiones

Pedro Sánchez durante su estancia en el FIB en 2016.

Pedro Sánchez durante su estancia en el FIB en 2016. / MEDITERRÁNEO

Aitor Tezanos

El pasado mes de abril, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conmemoraba en redes sociales el 25 aniversario de Una semana en el motor de un autobús, disco capital de Los Planetas. "Muchas gracias por acompañarme en tantos momentos de mi vida", decía el tuit, que dejaba ver su predilección por la música indie. El grupo granadino es uno de los que más veces ha actuado en el Festival Internacional de Benicàssim (FIB) --formó parte de la primera edición, en 1995--, un evento que no es para nada ajeno a Sánchez, quien, al menos como personaje público, ha sido fiber en dos ocasiones.

La primera, en 2016, cuando era secretario general del PSOE y le estaba diciendo no es no a la investidura de Mariano Rajoy. Unos meses después, en octubre, su propio partido forzaría su dimisión.

Una camiseta que dio que hablar

Si algo llamó la atención de su presencia en el festival, sobre todo en redes sociales, fue la camiseta que eligió para la jornada del viernes. Lo cuenta Joan Vich, quien fue codirector del evento, en su libro Aquí vivía yo: Una crónica emocional de mis 25 años en el FIB. "Pero aquella camiseta de manga larga, ajustadísima, que le marcaba los pectorales con un estampado incomprensible --entre orientalista, satánico y las pinturas de Goya--, ya había pasado de moda al menos hacía 15 años, si es que lo estuvo alguna vez".

Pedro Sánchez, junto a Juan Santaner. MEDITERRÁNEO

No fue el único que se fijó en este detalle. Juan Santaner, director de la agencia de management Industrias Bala --con quien está Sánchez en la foto de arriba--, confesó en Facebook: "Yo no me he atrevido a hablarle de su camiseta".

El sábado el look del ahora presidente fue más normal. En el recinto compartió momentos con la número uno al Congreso por Castellón cara al 23J, Susana Ros, quien es su amiga personal.

Pedro Sánchez acompañado por Susana Ros.

Pedro Sánchez acompañado por Susana Ros. / MEDITERRÁNEO

Segunda visita

Chascarrillos que se quedan en nada si se comparan con el revuelo que causó la visita de Sánchez al FIB en la edición del 2018, ya como presidente del Gobierno. Hasta una comparecencia en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso provocó su desplazamiento a Castellón, que se hizo en el no menos polémico Falcon.

Sánchez junto a Ximo Puig y Amparo Marco, en su visita al ayuntamiento de Castelló.

Sánchez junto a Ximo Puig y Amparo Marco, en su visita al ayuntamiento de Castelló. / DOMENECH CASTELLO

La explicación oficial es que tenía que encontrarse con el entonces president de la Generalitat, Ximo Puig, para una reunión "informal". Poco trascendió de esa cumbre, que duró 45 minutos, al margen de que el presidente estudiaría alguno de los problemas que entonces tenía, y sigue teniendo, Castellón, como por ejemplo el Cercanías.

Ya por la tarde, Sánchez se desplazó a Benicàssim, acompañado por su esposa, Begoña Gómez, y de nuevo por Susana Ros, para acudir al FIB. Como es habitual, su presencia implicó la presencia de un amplio dispositivo de seguridad.

Pedro Sánchez, acompañado por su esposa, entra en el recinto del FIB.

Pedro Sánchez, acompañado por su esposa, entra en el recinto del FIB. / DOMENECH CASTELLÓ

Joan Vich, en su libro, explica que un helicóptero de la policía sobrevolaba el recinto a una altura tan baja "que el ruido de las aspas y el motor ahogaba el sonido de los conciertos". El presidente del Gobierno disfrutó de los conciertos, en especial el de The Killers, que pudo ver desde un lugar privilegiado, a un lado del escenario.

Pedro Sánchez en un lado del escenario viendo la actuación de The Killers.

Pedro Sánchez en un lado del escenario viendo la actuación de The Killers. / CARME RIPOLLES

Después se desató la tormenta política. Los grupos de la oposición, y también aliados parlamentarios, protestaron en masa por el uso del Falcon para desplazarse a Castellón, ya que consideraban que la reunión con Puig no tenía ningún contenido y era simplemente una excusa para ir al FIB. Las críticas obligaron al Gobierno a reaccionar, explicando que el viaje en avión costó 283 euros.

Hubo, no obstante, quienes defendieron que Sánchez no había hecho nada malo. "No veo dónde está el problema", replicó Puig a la oposición. "No hay nada que ocultar", dijo la vicepresidenta Carmen Calvo. Acabamos con otra cita del libro de Joan Vich, en la que éste se pregunta: "¿Cómo va a viajar el presidente del Gobierno? ¿En Ryanair?".