Entrevista

Frances Northcutt, ingeniera de las misiones Apolo de la NASA: "Necesitamos que los seres humanos tengan un lugar en el espacio"

Como una de las primeras “mujeres computadoras”, los cálculos de la estadounidense Frances Northcutt formaron parte de la carrera espacial y fueron fundamentales en el éxito del Programa Apolo de la NASA

Frances ‘Poppy’ Northcutt durante la entrevista en la Fundación Cajacanarias.

Frances ‘Poppy’ Northcutt durante la entrevista en la Fundación Cajacanarias. / Carsten W. Lauritsen

Verónica Pavés

Verónica Pavés

¿Cuando comenzó a interesarse por las estrellas, el cosmos y el universo?

Leía mucha ciencia ficción y la verdad es que eso me hizo comprometerme con la idea de explorar el espacio. De hecho, si hablas con muchas personas que trabajan en el programa espacial, descubrirás que leen mucho a Isaac Asimov y a algunos de los otros escritores de ciencia ficción. 

¿Cuál es tu historia de ciencia ficción favorita? 

¿Mi favorita? No lo sé. Me gusta Yo, Robot.

¿Qué le llevó a estudiar matemáticas?

Estudié matemáticas porque las puntuaciones de los exámenes mostraron que tenía aptitud para ello. Sin embargo, nunca esperé terminar trabajando en el programa espacial. Realmente, no sé qué es lo que quería hacer. En aquella época, la mayoría de las mujeres que iban a la universidad lo hacían para encontrar esposo, convertirse en profesoras o ser enfermeras o secretaria hasta tener hijos. Luego, por su puesto, se dedicarían a ellos. Eso es lo que se esperaba de las mujeres.  

¿Cómo surgió la oportunidad de dedicarse a la carrera espacial? 

De alguna manera tropecé con el programa espacial. No fue algo planeado. Salí de la universidad y estaba buscando trabajo. Me ofrecieron un trabajo en un perfil que en ese momento se llamaba "computress", una mujer computadora. Si has visto la película "Figuras Ocultas", el de las protagonistas es el trabajo que tenían esas mujeres. Era extraño, incluso en ese momento, que nos llamaran así. En cierta forma, éramos ayudantes técnicas porque los ordenadores no hacían tantas cosas como lo hacen hoy en día. No realizaban gráficos como ahora, que puedes ingresar los datos y obtener el gráfico de manera instantánea. Así que allí pasé mucho tiempo haciendo gráficos. Mientras lo hacía me interesé en el problema y así fue como dejé de ser una "computress" para convertirme en miembro del personal técnico ingeniero. Luego llegué al programa Apolo.

¿Cómo fue la experiencia?

La empresa en la que trabajaba tenía un contrato gubernamental para desarrollar software para el programa Apolo. Nunca trabajé realmente para la NASA en sí. De hecho, la mayoría de las personas que trabajaron en aquel programa espacial lo hicieron con subcontrata. Fueron miles y miles, probablemente más de cien mil trabajadores, dispersos por todo el mundo. Algunos de ellos en lugares muy remotos, como la Isla de la Ascensión en medio del Océano Índico. Había estaciones de seguimiento aquí y allá. Pero la empresa para la que trabajé, que ahora es parte de Northrop Grumman, desarrollaba software que se utilizaba para planificar las maniobras para llevarlos a la luna, para ingresar en órbita lunar, para regresar de la luna y algunas correcciones. Eso fue en lo que trabajé. 

Cuando trabajó en el programa Apolo, ¿en qué situación se encontraba la incorporación de la mujer a la ciencia? 

No existía. De hecho, al contemplar las viejas fotos del centro de control de la misión solo ves hombres blancos. No había personas de color ni mujeres. Mucha gente piensa que trabajé para la NASA y la realidad es que si hubiera trabajado para la NASA, no hubiera podido hacer lo que hice. Las empresas asociadas a la misión eran más progresistas que la propia NASA, que tenía un modelo militar por su propio origen. Estas subcontratas, por supuesto, se regían por reglas distintas en  Estados Unidos y debían buscar la igualdad de oportunidades. 

En alguna declaración ha mencionado que no sintió el sexismo hasta que no se enfrentó a los medios de comunicación ¿cómo fueron esas primera experiencias?

En aquel momento ni siquiera existía la palabra sexismo. El concepto se inventó en ese periodo, o al menos fue entonces, con la segunda ola del feminismo en ciernes, cuando llegó a la conciencia colectiva. Yo estaba al tanto de que no había mujeres en la ciencia antes. Tendría que haber sido muy inconsciente para no darme cuenta. Al tratar con los medios de comunicación me hice más consciente, no solo por el trato hacia mi, sino por los estereotipos que tenían y el trato general que recibían las mujeres. Llegué a tener fotógrafos tratando de fotografiarme por debajo de la falda básicamente. Así que sí, en cierto sentido, me volví muy consciente del sexismo en ese momento. 

¿Dirías que las cosas han cambiado ahora y que las mujeres han logrado mejorar la situación en la ciencia?

En ciencia hemos avanzado en algunos aspectos y retrocedido en otros. Es cierto que hemos avanzado, pero también es verdad que cuando estás tan abajo, casi cualquier cosa se convierte en un avance. En ese momento, en el área de Física, por ejemplo, estábamos a casi cero de representación. Ahora estamos en un 8%. Por tanto sí, es una gran mejora estadísticamente, pero ¿realmente lo es? Luego, por ejemplo, en ciencias de la computación hemos retrocedido mucho, porque el porcentaje de mujeres que se dedicaban a ciencias de la computación representaban alrededor del 36% y ahora ese mismo indicador se encuentra en el 18%. Entonces, es difícil decir si hemos mejorado. Algunas áreas sí, algunas áreas no. 

"Con la IA debemos aprender a ser más críticos para reconocer el engaño, la distorsión y la fabricación de mentiras"

¿Qué debe suceder para lograr la igualdad real entre hombres y mujeres en la ciencia?

Tanto hombres como mujeres tienen que hacer algunas cosas para cambiar. Y no se trata de conseguir la igualdad solo en la ciencia. Es un reto general. Aún se espera que las mujeres, especialmente tras dar a luz, pongan a sus hijos en primer lugar. Y mientras tanto, no se pone la misma responsabilidad en los hombres. Por eso creo que debe haber un equilibrio en cuanto a cómo las personas establecen sus prioridades. No estoy diciendo que las mujeres no deban priorizar a sus hijos, pero las responsabilidades familiares deben igualarse  para que las mujeres realmente puedan tener éxito en el mundo empresarial, científico, político, y así sucesivamente.

¿Cuáles son los desafíos más importantes que enfrenta la ciencia computacional en los próximos años?

La inteligencia artificial será uno de los más importantes, aunque no sé si será el que más. Ahora se habla mucho de la inteligencia artificial, pero no sé si es la amenaza existencial que los medios y algunas personas han retratado. Sin duda es importante y un problema que debemos resolver entre todos y no solo entre los científicos. Todos tenemos que lidiar con el problema de la desinformación y la información falsa. Debemos aprender a ser más críticos para reconocer el engaño, la distorsión y la fabricación de mentiras. 

¿La inteligencia artificial empeorará el problema de la desinformación?

Definitivamente lo empeorará. Mira todo lo que se puede hacer. Se puede conseguir que las personas digan cosas que no dijeron, tomar una imagen y ser capaz de simular la voz de esa persona. En ese contexto, ¿quién puede diferenciar entre la realidad y una máquina? La voz es creada por una máquina y, por tanto, solo una máquina puede detectar que es una elaboración artificial. Es un proceso bastante aterrador, porque ya no puedes confiar en tus ojos ni tus oídos. Es un desafío científico, pero sobre todo político. ¿Cómo van a afrontarlo nuestros cuerpos políticos? 

Han pasado más de 50 años desde que fuimos a la Luna. Después perdimos interés por la exploración espacial”

Y, a su juicio, ¿cuál es el mayor desafío que enfrenta la exploración espacial?

El mayor desafío para la exploración espacial es obtener suficiente financiación y voluntad política para llevarla a cabo a largo plazo. Han pasado cincuenta y pico de años desde que fuimos a la Luna, y parece que, desde entonces, perdimos interés. Yo no y probablemente tú tampoco lo perdiste, pero nuestros políticos y la población en general sí. Así que el verdadero desafío es mantener ese interés continuo del público. De hecho, es importante tener espacios de diálogo como el Foro Enciende el Cosmos en el que participaré mañana en Tenerife, pues es un lugar ideal para llegar al gran público y aumentar el interés en estas cosas. Si bien tenemos entidades privadas haciendo cosas maravillosas como SpaceX y Blue Origin, todavía necesitamos una gran cantidad de dinero público que se destine a ello. Las realidades del espacio plantean inmensos problemas. El mayor, poner a seres humanos allá arriba. Somos criaturas muy frágiles y el universo es un territorio hostil. Tenemos que preocuparnos por la exposición a la radiación y otras tantas cosas de las que yo, ahora que estoy envejeciendo, me preocupo, como la pérdida de masa muscular o la pérdida de densidad ósea, ya que el espacio acelera el envejecimiento. Algunos pensarán que la solución es que nosotros no vayamos y lo hagamos todo con robots de forma remota. Sin duda es más económico utilizar robots y debemos seguir haciendo las cosas así, pero sigo pensando que necesitamos un lugar para los seres humanos en el espacio.

En esta visita a Tenerife, ¿le gustaría visitar alguna institución o infraestructura científica?

Oh, sí, definitivamente quiero ir al observatorio. ¡Es genial! De hecho, pensé mientras volaba aquí que había una estación de seguimiento en las Islas durante la era del Apolo. Se llamaba Madrid y no sé si estaba realmente en Madrid o dónde estaba, pero era una estación de seguimiento de Madrid. Podrían haberlo llamado Madrid simplemente porque era español. Eso sería algo que me gustaría, y que estaría en mi lista de cosas por hacer en general en todo el mundo: visitar todas las estaciones de seguimiento de todo el mundo que se utilizaron en esos primeros vuelos espaciales. Sin duda me llevaría a lugares realmente remotos e interesantes. En Twitter, alguien me envió un mensaje sobre ir al Teide y estuve intercambiando ideas con él sobre si iba a poder hacer la caminata desde el teleférico hasta la cima. No estoy segura de poder hacerlo, por mis rodillas, pero me encantaría. 

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