Pasarela

Semana de la Moda de París: pragmatismo y mucha vip española

La capital francesa acoge los desfiles de mujer de otoño-invierno, en los que destaca la inspiración en décadas pasadas y una elegancia conceptual, con destellos de fantasía 

Una propuesta de Schiaparelli.

Una propuesta de Schiaparelli. / AP/LaPresse

Mayka Sánchez Pastor

Muchas pasarelas de otoño-invierno 2024-2025 han sido sobrias, funcionales. Nuevamente en París en varias propuestas se impuso el lujo silencioso del que hacen gala Tods, Loro Piana o The Row. Esta firma, fundada por Mary-Kate y Ashley Olsen, impactó por la discreción que rodeó a su desfile. En una original iniciativa, pidieron a los asistentes que aparcaran el móvil. Sin fotos, sin vídeos, paradójicamente (y precisamente por ello) su show fue de los más comentados.

La colección de Maria Grazia Chiuri para Christian Dior persigue dotar de comodidad a la mujer. La italiana bebe del primer ready-to-wear que Dior presentó a finales de los 60, firmado por Marc Bohan y su mano derecha, Philippe Guibourgué. Cómoda de los pies (calzados con zapatos planos o de tacón sensato) a las siluetas relajadas. Los colores: marrón, blanco, negro… Nuestra Rosalía asistió al evento junto a otras vips como Jennifer Lawrence o Natalie Portman.

Rosalía fue una de las asistentes al desfile de Christian Dior.

Rosalía fue una de las asistentes al desfile de Christian Dior. / Foto: Christian Dior

También viajó a los 60 Anthony Vaccarello rastreando en el archivo de Saint Laurent, y rescató el espíritu de la revolución sexual. Hubo transparencias, turbantes, plumas, tonos negros y marrones. Entre las invitadas, Kate Moss y su hija, Lila Moss y Milena Smit.

En el desfile de Rabanne, (que contó en el front-row con las cantantes Aitana y Bad Gyal o la actriz Georgina Amorós) Julien Dossena jugó con los volúmenes (las grandes hombreras ochenteras siguen en nuestras vidas) y las mezclas de estampados.

Incluso la excesiva Schiaparelli rebajó excentricidad. Su director creativo, Daniel Roseberry, revisitó los años 80 y el power dressing que otorga un buen traje. Vimos menos surrealismo del que hace gala la casa, pero lo hubo (las corbatas que emulaban trenzas).

Propuesta de Schiaparelli, con el surrealista toque de una corbata que emula una trenza humana.

Propuesta de Schiaparelli, con el surrealista toque de una corbata que emula una trenza humana. / Schiaparelli

Destellos de fantasía arrojó el Loewe de J.W. Anderson (Úrsula Corberó se presentó con sus virales zapatos de pelo). Plasmó otra tendencia recurrente, la dicotomía masculino/femenino (trajes con pinceladas de alta costura y estampados naif). La española más seguida en instagram, Georgina Rodríguez, desfiló para Vetements con un vestido-camiseta que llevaba impreso el nombre Cristiano y el número 7.

La última jornada Chanel arrancó proyectando un fashion film protagonizado por Brad Pitt y Penélope Cruz, quien asistió al show con un conjunto de cuero de la marca. Virginie Viard se inspiró en la ciudad costera que acogió la primera boutique de Chanel, Deauville, que empezó siendo una sombrerería. De ahí las enormes pamelas, y las siluetas años 20. Por supuesto, vimos trajes de tweed.

Miuccia Prada subió a la pasarela de Miu Miu a las veteranas actrices Kristin Scott Thomas y Ángela Molina entre un casting ataviado con abrigos impecables, faldas midi y de vuelo floreadas y algún toque de color vibrante entre mucho gris.

Lacoste, estrechamente ligada al tenis, jugó con la baza de tener las olimpiadas de París a dos telediarios. Eligió como escenario Roland Garros, donde Pelagia Kolotouros propuso un estilo deportivo sofisticado, con un epatante final de looks blancos, observado desde el palco por Adrien Brody.

Para cerrar la semana, el desfile de Louis Vuitton conmemoró la década como director creativo de mujer en la enseña de Nicolas Ghesquière en el lugar de su puesta de largo en la maison. En el Cour Carrée du Louvre, el francés reunió a un séquito de actrices (Cate Blanchett, Emma Stone...) y exhibió arriesgadas siluetas avant-garde, con amplias faldas de volantes, vestidos de seda y lentejuelas, neoprenos… Es ese futurismo moderno el que hace pensar que aunque la moda revise el pasado siempre mira hacia adelante.