El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la condena de 15 años de prisión a un guardia civil de Xàtiva que mató a tiros en octubre de 2006, con la ayuda de un amigo, al traficante que habitualmente le suministraba cocaína y a quien debía dinero.

La sentencia de la Sala Segunda de lo Penal a la que ha tenido acceso hoy EFE desestima así el recurso de casación interpuesto por el procesado al fallo emitido por la Audiencia de Valencia, que ahora queda ratificado.

El pasado mes de febrero, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial declaró al agente Carlos Javier L.O. autor de los delitos de homicidio con abuso de superioridad y tenencia ilícita de armas, mientras que a su amigo Joaquín B.C le atribuyó los mismos delitos, pero con la atenuante de confesión y fue condenado a 13 años.

Asimismo les condenó a indemnizar con 306.649 euros a la mujer y tres hijos de la víctima.

El tribunal consideró probado que, en 2006, el agente, destinado entonces en el destacamento de Tráfico de Xàtiva, y su amigo trabaron amistad con Leonardo O.Ch., que les suministraba cocaína y con el que tomaban copas y frecuentaban locales de alterne.

Según la sentencia, Carlos llegó a adeudar al traficante "importantes cantidades de dinero", al igual que Joaquín, "bien porque solían consumir drogas habitualmente, bien porque venían participando de alguna manera en el tráfico de drogas" que dirigía el tercero.

En un momento dado, el camello se impacientó y amenazó de muerte a uno y a otro y a sus familias si no pagaban, de modo que éstos, asediados por la insoportable deuda, decidieron matarle.

De mutuo acuerdo, la tarde del 26 de octubre de 2006 los dos amigos concertaron una cita con Leonardo con la excusa de solventar su deuda y se dirigieron a un área de servicio de la carretera N-430, a la altura del término municipal de Montesa, donde discutieron sobre el adeudo.

En un momento dado, el traficante quedó inerte sobre el asfalto tras recibir cuatro tiros, al menos uno disparado por Joaquín, mientras que no se ha podido determinar la autoría de los otros tres disparos ni si se efectuaron con la pistola del agente o por otra portada por su amigo.

Después metieron el cadáver en el coche y, tras quitarle sus efectos personales para evitar su identificación, lo abandonaron en un bancal de olivos del término municipal de Biar (Alicante).