Tres semanas después del trágico hallazgo en una pista forestal del municipio coruñés de Teo del cadáver de la niña Asunta Basterra, de 12 años, sus padres adoptivos el periodista Alfonso Basterra y la abogada Rosario Porto, intentan habituarse a su nueva vida en la prisión de Teixeiro imputados por la muerte de la pequeña que adoptaron en China once años atrás. El resultado de las pruebas toxicológicas decidirá si la imputación se mantiene como presunto homicidio, o bien pasa a calificarse como asesinato. Todo depende de si se aprecia o no alevosía, es decir la muerte violenta de la niña se produjo después de que se disminuyeran o anularan sus posibilidades de defensa, como parece que ocurrió al haber sido drogada previamente.

Charo Porto y Alfonso Basterra ingresaron en el penal de Teixeiro el pasado 27 de septiembre, tras pasar varios días incomunicados en los calabozos y al concluir su declaración. La dirección de la prisión acaba de retirarle a la madre de Asunta el estatus de «refugiada», por el que desde que ingresó en el módulo de mujeres del centro penitenciario se la aislaba de las demás internas para evitar que pudieran agredirla. Este estatus especial suele otorgarse a aquellas personas que, en razón de la gravedad del delito cometido, son consideradas por los demás presos como no merecedores de respeto y por lo tanto su integridad personal corre peligro: están refugiados respecto a los demás presos. Rosario Porto, desde hace unos días, puede ya comer y relacionarse con otras presas y, si lo solicita, participar en los talleres ocupacionales.

Mientras su exmujer puede hacer ya vida social en prisión y disfrutar los ratos de asueto acompañada tanto de mañana como de tarde, Alfonso Basterra, permanece protegido en la enfermería del penal. De momento Charo Porto y su exmarido no han pedido comunicarse ni en los locutorios de la prisión ni tampoco han solicitado un vis a vis, por lo que no han vuelto a hablar entre ellos desde que el 27 de septiembre fueron trasladados en el mismo furgón hasta el centro penitenciario.

«Rosario no llora en todo el día»

Las medidas de protección sobre ambos continúan, ya que Instituciones Penitenciarias mantiene el protocolo de suicidios para Alfonso Basterra y para su exmujer. Por eso están siempre acompañados por un preso sombra de confianza y vigilados para evitar que puedan atentar contra su vida. Su comportamiento, según fuentes consultadas es normal en prisión. «Rosario no llora todo el día, está tranquila» apostillan.

Por su parte, Alfonso Basterra es un hombre enamorado de Charo, en palabras de su entorno en la prisión. De hecho, al bajarse del furgón que los había trasladado hasta el centro penitenciario, se dirigió a ella y le dijo: «Te necesito fuera, entonces lo arreglaremos todo». Un reencuentro que tendrá que esperar. La Audiencia de ACoruña ha desestimado la excarcelación de Rosario y parece previsible que el recurso de su exmarido corra igual suerte. El caso esconde todavía numerosas incertidumbres que desvelarán las pruebas biológicas y toxicológicas encargadas al laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil.