El acusado de matar a su hermano en Alicante confesó a los policías locales que le detuvieron que el crimen había sido «como una liberación», ya que la víctima «no colaboraba con los gastos de la casa, no le dejaba dormir y hablaba mal de él a los vecinos», según relataron ayer los propios agentes durante la segunda sesión del juicio con jurado que se sigue por estos hechos en la Audiencia. La Fiscalía, que solicita provisionalmente para el acusado 20 años de prisión, sostiene que Francisco M.C. asesinó a su hermano Julián durante una discusión registrada en el domicilio familiar durante la madrugada del 1 de agosto de 2012. Tanto los policías nacionales como los locales que participaron en el arresto coincidieron en señalar ante el tribunal que el acusado se encontraba «tranquilo» y no presentaba síntomas de embriaguez, contrariamente a lo manifestado por el acusado.

«Nos abrió la puerta entre sollozos y nos dijo que había matado a su hermano porque no colaboraba con los gastos de la casa, no le dejaba dormir y hablaba mal de él a los vecinos. Yo lo vi tranquilo. Nos contó que había tenido que cambiar de cuchillo porque el primero se había roto y el cabrón no se moría», explicó uno de los agentes municipales. De acuerdo con este testimonio, el acusado llegó a afirmar que el crimen había sido para él «como una liberación» y, posteriormente, durante los trayectos a un centro de salud y a comisaría, «se durmió varias veces en el coche patrulla». Por su parte, los policías nacionales que participaron en la detención y el primer registro de la vivienda confirmaron que vieron al detenido «normal, bastante tranquilo», pese a que él afirmó un día antes en el juicio que había actuado bajo los efectos de la ingesta de alcohol y se había sentido «como si estuviera hipnotizado».

Estos agentes encontraron la habitación donde se hallaba el cadáver de Julián M.C. «desordenada» y con evidentes signos de reyerta, entre ellos el taburete roto, una cama movida, mucha sangre y un cuchillo de grandes dimensiones al lado del fallecido.

También declararon ayer vecinos del edificio donde se produjo el crimen, entre ellos una mujer a quien el procesado espetó mientras estaba esposado dentro de un coche policial: «¿Has visto, Tere?, al final me lo he cargado». Según esta vecina, pronunció esa frase con total naturalidad, «como si no hubiera hecho nada». Otra inquilina del edificio señaló que escuchó durante una media hora golpes y gritos procedentes de la casa, entre los que identificó la voz de Julián pidiendo auxilio y la del presunto asesino chillando: «muérete hijo de puta».