Unas «gafas de espía» estratégicamente situadas en el dormitorio le servían a un individuo, de 30 años y nacionalidad colombiana, para grabar sus encuentros sexuales con prostitutas sin el consentimiento de las mujeres. A continuación, el sujeto lo distribuía entre sus amistades a través de aplicaciones telefónicas o informáticas. La Policía Nacional le detuvo por un delito contra el honor y la intimidad persona de al menos tres personas.

Una de las meretrices se percató de que el cliente estaba grabando el encuentro sexual cuando, tras repetidas peticiones del individuo para que mirara a un determinado lugar de la habitación, la mujer se percató de que una luz tipo led destellaba desde el interior de una mochila. En un descuido del sujeto, la víctima comprobó que la escena estaba siendo grabada a través de un tablet conectado a unas gafas. La prostituta acudió a dependencias policiales y denunció a su cliente.