La Audiencia de Alicante ha condenado a tres años de prisión a una joven por romper un vaso en la cara a otra en una discoteca de Benidorm durante una pelea, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. Los cristales rotos causaron cicatrices en el rostro de la víctima, con un perjuicio estético que la sala valora como moderado. La condenada deberá además indemnizar con más de 15.000 euros a la víctima. El fallo no es firme y contra él cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia.

Los hechos ocurrieron sobre las cinco de la madrigada del 4 de agosto de 2016 en una conocida discoteca de la calle Mallorca de Benidorm. Agresora y víctima no se conocían de nada y coincidieron en el interior del local. Según el testimonio de la agredida, mientras estaba con varias amigas en la pista de baile, la procesada, que entonces contaba con 20 años de edad, les salpicó la ropa con una copa que llevaba. El grupo le recriminó lo ocurrido, diciéndole que tuviera más cuidado. No hubo más palabras entre ellas. El fallo considera probado que a la salida del local, la acusada las estaba esperando y, sin mediar palabra alguna, propinó un fuerte golpe en la cara de la víctima con un vaso de cristal, que se rompió en varios pedazos. La víctima tuvo que ser intervenida con multitud de cortes en el Hospital General de Alicante esa misma madrugada por el servicio de cirugía plástica. Fueron necesarios más de cincuenta puntos durante la intervención y las lesiones dejaron varias cicatrices en el rostro de la joven.

La acusada había asegurado en el juicio que no golpeó voluntariamente a la víctima con el vaso, sino que éste se le cayó de manera accidental al ser empujada por otras chicas. La sala no ha dado credibilidad alguna a esta versión. "Es inverosímil e incoherente y estimamos que obedece a un intento exculpatorio o de minimizar su conducta", dice el fallo, explicando que si el vaso se hubiera caído en el empujón, lo habría hecho en el suelo y no en el rostro de la otra joven, donde causó heridas profundas. Las versiones de la perjudicada y de los testigos, el número de cortes en la cara y la "incoherencia" en las declaraciones de la acusada, llevan a la sala al convencimiento de que es autora de un delito de lesiones con deformidad. El fallo valora que las seis cicatrices que presenta la víctima en el rostro "suponen una alteración de su fisionomía que le afecta estéticamente y a su armonía facial, además de ser permanentes y visibles".

La defensa había planteado la existencia de una atenuante por embriaguez, ya que la acusada sostenía que esa tarde había bebido al menos diez copas combinadas con varios refrescos. Pero la sala recuerda que ninguno de los testigos notaron que la agresora estuviera bebida. Ni siquiera los policías que intervinieron en los hechos y que llegaron nada más producirse la agresión, que manifestaron que la acusada estaba bastante consciente y que se podía hablar con ella. Por este motivo, los magistrados han rechazado la existencia de una atenuante por embriaguez.

En cambio sí que ha admiten que ha habido dilaciones indebidas en la causa, ya que el juicio ha tardado más de cinco años en celebrarse a pesar de tratarse de un caso que no revestía una complejidad especial. La causa llegó a la Audiencia en diciembre de 2019 y partir de ahí tuvo varias suspensiones, una de ellas motivada por la declaración del primer estado de alarma a causa de la pandemia. Otro de los motivos fue porque hubo que enviar una comisión rogatoria a las autoridades belgas, país en el que reside la acusada, para notificarle que la apertura del juicio. Unos retrasos que la sala entiende que no son achacables a la procesada. Aunque se entiende que son dilaciones simples, porque entienden que en ningún momento la causa ha llegado a estar paralizada, sino que se han estado realizando trámites esenciales.

Otra agresión en un bar se salda con dos años de cárcel

Otra pelea en un bar de Alicante se ha saldado con una condena de dos años de cárcel en un juicio cerrado con una conformidad esta semana en la Audiencia Provincial. Los hechos ocurrieron en julio de 2017 y los golpes que sufrió la víctima en la cabeza le causaron una pérdida de audición, y alteraciones en el olfato y en el gusto. En la pelea, originada en el interior de un bar por causas indeterminadas, la víctima sufrió un traumatismo craneo-encefálico que le causó estas secuelas. El procesado se declaró culpable y aceptó dos años de cárcel.