Muere un vecino de Teruel aplastado por una bala de residuos de 350 kilos en Zaragoza

Un transportista de 50 años y vecino de Andorra murió este lunes a primera hora de la mañana en la planta de residuos industriales no peligrosos Rinza ubicada en el barrio de La Cartuja de Zaragoza, hasta donde se había desplazado para cumplir con el desempeño profesional que prestaba en Transportes César Mora, con sede en Alcañiz. El siniestro tuvo lugar lugar a las 08.30 horas, cuando el fallecido, de nombre Carlos, fue aplastado por una bala de residuos de plástico de 350 kilos. En lo que va de año, 20 empleados han perdido la vida en su puesto de trabajo en Aragón, nueve de ellos durante estos dos meses de verano tras el primer deceso del 2 de julio por el que un hombre de 40 años quedó atrapado en una mezcladora de Piensos Costa en Fraga.

Por el momento se desconocen las causas que desembocaron en este último accidente y el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón recabó pruebas para dar una explicación a lo sucedido. Hasta esta empresa ubicada en la carretera de La Cartuja a Puebla de Alborotón también se desplazaron los servicios sanitarios, que solo pudieron certificar el fallecimiento de este empleado con más de 25 años de experiencia profesional en la empresa turolense donde trabajaba.

El secretario de Política Sindical e Industrial de UGT en Aragón, José De las Morenas, expresó su pesar por este accidente laboral, adelantando que la víctima podría tratarse de un transportista –como así pudo confirmar horas después este diario– que «no tiene por qué realizar tareas de carga y descarga» ni tampoco encontrarse «en el radio de acción». En este sentido, De las Morenas recordó la importancia de la «coordinación de actividades» por parte de las empresas principales con otras sociedades que operan en su misma planta. «Hacemos una llamada a incidir en la prevención y la concienciación de riesgos laborales. Todos los trabajos se deben realizar con las medidas de prevención adecuadas», señaló el secretario de UGT.

En esta misma línea se pronunció CCOO, apuntando como factores del siniestro, primero, «la carga no estaba suficientemente sujeta» y, segundo, «la persona fallecida se encontraba en la trayectoria de caída». «Presumiblemente han fallado una vez más las medidas de seguridad», indicó Luis Clarimón, responsable de Salud Laboral de CCOO Aragón.

Esta muerte certifica el verano negro que está sufriendo Aragón en materia de siniestralidad laboral. El último deceso se remonta al pasado 7 de agosto, cuando un operario de una subcontrata de la operadora de telefonía Movistar murió en la localidad turolense de Loscos durante la instalación de fibra óptica en una finca privada cercana al municipio, concretamente, en la entrada del coto de El Colladico. La víctima quedó atrapada por una tuneladora abrecaminos mientras abría una zanja junto a una valla que, al parecer, se enganchó a la tuneladora. 

La concatenación de muertes en los puestos de trabajo a lo largo de este verano en Aragón ya ha levantado las primeras reacciones en los sindicatos: la formación en prevención laboral es eminentemente teórica y por tanto estéril, los autónomos y subcontratados están más desprotegidos porque la cadena de responsabilidades en la vigilancia se diluye entre la empresa matriz y la secundaria o, por resumir, que la concienciación es mínima, sobre todo cuanto más pequeña es la empresa.