Extraño juicio en Castellón: El fiscal pide cárcel para un matrimonio por abusos y la hija dice que se lo inventó todo

La Fiscalía cree que la víctima ha sido presionada para desdecirse y la familia acusa a las religiosas de un internado de manipular a la menor

Imagen del matrimonio, sentado ayer en el banquillo de la Audiencia.

Imagen del matrimonio, sentado ayer en el banquillo de la Audiencia. / BIGNÉ

Extraño desarrollo el que tuvo ayer el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Castellón, que sentaba en el banquillo a un matrimonio de Betxí, acusado él de presuntas violaciones continuadas a su hija menor y ella, de supuesta cómplice de los hechos por ser conocedora y no impedirlo, según la Fiscalía. El Ministerio Público pide 15 años de cárcel para el varón y ocho para la mujer.

Para sorpresa de todos los presentes, la víctima --de 17 años en estos momentos-- se retractó de sus declaraciones anteriores y dijo que se lo había «inventado». «Yo no me encontraba bien psicológicamente. Quería llamar la atención y se me fue de las manos», declaró la adolescente. Por su parte, la Fiscalía preguntó a la menor si había recibido presiones familiares para desdecirse y, aunque ella lo negó, el fiscal dio cuenta del envío de varios correos electrónicos por parte de la víctima pidiendo amparo, revelando esas presiones y reiterando que los abusos eran ciertos. 

La niña se marchó interna años atrás a un colegio religioso de Cantabria y fue allí donde se interpuso la denuncia ante la Guardia Civil. Dos religiosas aseguran haber visto a la menor «sufrir muchísimo» por los episodios vividos en su casa cuando tenía «entre cuatro y ocho años». Una de las monjas afirmó que la víctima llegó a desarrollar incluso anorexia y a autolesionarse con cortes. «Decía que era para olvidar otros dolores», dijo la madre superiora, quien «nunca» dudó de los abusos relatados por la denunciante.

Otra religiosa declaró haber visto a la menor convulsionar, tener paranoias y tener ausencias de hasta 40 minutos. «Se quedaba rígida, con una curvatura del tórax en el aire; tenía mucho dolor. La llevamos al neurólogo, se le hizo un TAC entre otras pruebas y el especialista dijo que la niña presentaba una somatización de lo que había vivido», afirmó la testigo a preguntas de las partes.

Los padres lo niegan

El padre de la adolescente negó los hechos, al igual que haría posteriormente su esposa. «Cuando se dice algo que no es verdad, puede ser que sea porque esté enferma», declaró el hombre, quien aseguró que su hija le ha pedido perdón después por la denuncia y que ha retomado el contacto con la familia.

La madre de la joven acusó a las religiosas del internado de no dejarla ver a su hija. «Ella tenía anorexia y yo quería ir a visitarla. Las monjas me dijeron que si iba, la niña se quitaría la vida», sostuvo la progenitora, quien asegura que ahora ella, su marido y sus otros cinco hijos se llevan bien con la menor, «como si no hubiera pasado nada».

Servicios Sociales y Conselleria no vieron riesgo

Las técnicas de Servicios Sociales y la instructora del expediente de Conselleria no detectaron anomalías en la familia y ni situación de riesgo. En un interrogatorio tenso con el fiscal, la técnica del Consell acusó a la madre superiora de exagerar el estado de la menor y de causarle varias crisis cuando la fueron a buscar a Cantabria. El fiscal le recordó que informes médicos desaconsejaban el traslado.

El forense y la psicóloga que exploraron a la niña dieron credibilidad al relato de abusos y afirmaron que los problemas alimenticios que presentaba se debían a un shock postraumático.

También declararon en el juicio un psiquiatra y una psicóloga --propuestos por la defensa--, quienes concluyeron que la niña presenta un "trastorno de psicología fantástica, en la que se desarrollan fábulas y mentiras que no se sostienen, con diversos fines". El fiscal reprobó que se basaran solo en la documental para emitir estas conclusiones, sin haber explorado a la menor de edad.

El fiscal: "El relato de los abusos pone los pelos de punta"

La Fiscalía mantuvo su acusación al final del juicio, habló de presiones y dijo que la declaración de la menor donde cuenta los abusos «pone los pelos de punta».

La defensa mantuvo la petición de sentencia absolutoria y los padres aprovecharon la última palabra. El varón dijo que la suya es una familia "normal" y "humilde" y dijo que si su hija ha tenido alguna vez la sensación de no ser tan querida como sus hermanos, "los queremos a todos por igual". Por su parte, la madre volvió a cuestionar a las religiosas y dijo: "solo busco que a mi hija se la ayude; si alguien le ha hecho daño, que lo pague, pero en mi casa no ha sido".