FIESTA ILEGAL

Puestos de comida, pequeñas tiendas de ropa y sistema de recogida de basura: la 'rave' de Fuente Álamo en Murcia crea su propia economía sumergida

Roberto e Irene, una pareja que se conoció en una celebración similar en Córdoba, defienden que todo está bien estructurado para que no haya problemas

Agentes han localizado en el recinto un coche robado en Granada

Dos personas en la rave de Fuente Álamo, en Murcia.

Dos personas en la rave de Fuente Álamo, en Murcia.

Salvador González

Los participantes en la ‘rave’ del circuito de velocidad de Fuente Álamo, en Murcia, empiezan a marcharse poco a poco del recinto tras cuatro días de fiesta ininterrumpida tras la llegada de los controles policiales, de alcohol y drogas, que se llevan a cabo en la carretera de acceso y salida de las instalaciones abandonadas. Así se demuestra en el descenso de personas en el interior del circuito, que ha pasado de unas 5.000 el primer día, en Nochevieja, a las poco más de 3.000 que afirman las autoridades que aún permanecen en la zona. También el número de coches ha descendido, pasando de los 2.100 iniciales, según fuentes oficiales, a los poco más de 1.200 actuales.

Pero el ambiente festivo continúa en el recinto. Para los participantes y organizadores no hay previsión de abandonar las instalaciones antes del Día de Reyes y tanto Delegación del Gobierno como Guardia Civil descartan por el momento el desalajo por motivos de seguridad. El teniente coronel jefe interino de la 5ª Zona de la Benemérita, Diego Mercader, asegura que valorarán la intervención en caso de continuar la fiesta pasado este fin de semana y en base al número de personas y vehículos que sigan en el recinto.

A los que han optado por regresar a sus casas ya o en próximas horas- este miércoles por la mañana salieron del paraje de Fuente Álamo un centenar de vehículos- les esperaba el control que ha puesto en marcha la Guardia Civil, con la colaboración de la Policía Local de Fuente Álamo, y que no dejó salir a nadie sin pasar las respectivas pruebas, tanto visuales como de alcohol y drogas, por parte de los agentes. 

Un control exhaustivo que ha permitido incluso localizar en la ‘rave’ un vehículo robado en Granada o que ha provocado fugas de conductores sorprendidos por la presencia de los agentes que han dejado su vehículo para no pasar las correspondientes pruebas policiales. 

Esto también ha provocado un movimiento constante de grúas que acceden al recinto a retirar vehículos abandonados o incluso coches que han perdido su batería y no vuelven arrancar. Esto, a su vez, ha creado una necesidad de suministro de baterías que han aprovechado empresas para llevar a la zona recambios. Y es que, aunque la ‘rave’ de Fuente Álamo está centrada en la fiesta -de hecho los participantes hablan de la ‘fiesta de la libertad’ y tiene el sobrenombre de ‘Big Fucking Party’-, lo cierto es que esta concentración ha creado una economía sumergida importante. 

Puestos de comida rápida, bares ambulantes o pequeñas tiendas de ropa se entremezclan con vehículos aparcados instaladas sobre coches, furgonetas y camiones totalmente equipados con todo lo necesario para hacer allí su particular ‘agosto’. Se trata de los propios participantes que acuden y montan allí su pequeño negocio, con precios que llegan hasta los 2,5 euros una caña, 7 euros una porción de pizza o 15 euros una camiseta. Todo perfectamente anunciado, pero sin ninguna vigilancia legal.

La gran mayoría optará por permanecer en el recinto hasta el final, aunque otros ya han decidido que volverán antes a casa. Es el caso de Roberto e Irene, una pareja de Alicante y Galicia, respectivamente, que se conoció el año pasado en una fiesta similar en Córdoba. Ellos afirman que regresarán en las próximas horas a sus hogares. Rechazan aquellos comentarios que afirman que en la ‘rave’ hay descontrol y problemas de salubridad. De hecho, hablan de que existe una empresa dedicada a la recogida de residuos y de que todo está bien estructurado para que no haya problemas.

Sobre la procedencia de los participantes, son mayoritariamente españoles, italianos y franceses. De hecho, el propio Roberto reconoce que se ha cruzado con muchos compañeros de estos dos países con los que coincide cuando está trabajando en Francia, donde echa temporadas para ganar dinero.

Muchos de los que dejan el recinto lo hacen con la correspondiente multa policial. Los extranjeros deben pagarla al instante para poder llevarse su vehículo y regresar, así que muchos tiran de tarjeta para saldar la deuda. 

No obstante, pese a los controles puestos en marcha, las propias características del emplazamiento de la ‘rave’ hace que aún haya personas que acceden al recinto. Aparcan el coche lejos de la zona y acuden a través de caminos secundarios para sortear la vigilancia policial.

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