Cae en Orihuela una red de pateras-taxi que transportó a 88 inmigrantes desde Argelia

La Policía Nacional ha detenido a cinco personas en Orihuela y a una en Tudela (Navarra) al desarticular una red de inmigración ilegal mediante pateras-taxi que transportó al menos a 88 personas en patera desde Argelia hasta las costas de Alicante y Murcia y ganó más de 350.000 euros. La organización cobraba 5.000 euros a cada inmigrante por el viaje en patera, así como 300 euros más por la recogida en la costa y su posterior traslado a Orihuela.

En la localidad oriolana también les cobraban 50 euros al día por su permanencia en pisos de seguridad y otros 400 euros por su traslado a otras ciudades e incluso fuera de España, ya que la mayoría optan por viajar a Francia. Cuatro de los arrestados han ingresado en prisión, entre ellos el cabecilla de la red y dos tripulantes de las pateras, según ha informado la Policía.

La Policía registró un domicilio en Orihuela, donde estaba asentada la trama de inmigración ilegal, e intervino 54.900 euros en efectivo, varios teléfonos móviles y diversa documentación relevante para la investigación. El detenido en Tudela es un patrón de una patera que trasladó allí su residencia.

La operación de la Policía, realizada de forma conjunta con Europol, se inició a raíz de una patera interceptada en octubre 2021. Las pesquisas desvelaron la existencia de una red criminal afincada en la provincia de Alicante que estaría lucrándose con el tráfico de migrantes argelinos a través de embarcaciones que partían desde las costas de Argelia hasta el litoral español.

La Policía vinculado a esta red con seis episodios migratorios marítimos en los que trasladaron en patera a 88 migrantes argelinos, ocho de ellos menores no acompañados.

Célula en Argelia

El entramado desarticulado en Orihuela actuaba en perfecta coordinación con una célula afincada en Argelia, que se encargaba de captar a las personas interesadas y de organizar la salida de las pateras hacia las costas de Alicante y Murcia.

El grupo criminal contaba con embarcaciones de fibra, combustible almacenado, brújulas y dispositivos de geolocalización para el trayecto marítimo, así como con pilotos que poseían los conocimientos y la pericia necesaria para llevar a cabo travesías peligrosas por mar abierto.

Según la Policía, "su elevado nivel de especialización les permitía organizar en el mismo día varios viajes de ida y vuelta con el mismo piloto y embarcación, y podían lanzar hasta tres embarcaciones a la vez consiguiendo la saturación de los servicios marítimos españoles".

La organización no dudaba en poner en grave riesgo la vida de los migrantes y por ello la mayor parte de los viajes se desarrollaban durante la noche, en embarcaciones de fibra de escasa consistencia que soportaban un exceso de peso provocado por el elevado número de personas que iban a bordo y por los bidones de gasolina que acumulaban en su interior.

A ese riesgo hay que añadir que no disponían de medidas de seguridad para proteger a los inmigrantes, como chalecos salvavidas o medios de achique.

Al llegar a las costas españolas, los inmigrantes eran recogidos por miembros de la organización que se encargaban de transportarlos en vehículo hasta Orihuela. Allí permanecían ocultos en pisos de seguridad hasta su posterior traslado a otros puntos de España.

La Policía asegura que el grupo criminal exigía a cada migrante 5.000 euros por el viaje en embarcación, 300 euros por su recogida en la costa y posterior traslado a Orihuela, 50 euros al día por su permanencia en pisos de seguridad y 400 euros más por su traslado a otros puntos.

Los seis episodios migratorios marítimos constatados por los agentes habrían reportado a la organización unos beneficios superiores a los 350.000 euros.