Exigencia de medios y condena unánime en la provincia por el asesinato de dos guardias civiles en Barbate

Cientos de personas se han sumado este lunes en instituciones de la provincia de Alicante y del resto de la Comunidad Valenciana a las concentraciones convocadas en toda España por la Federación Española de Municipios y Provincias para guardar un minuto de silencio por el asesinato de los dos guardias civiles arrollados por una narcolancha el pasado viernes en Barbate (Cádiz). Tanto el presidente de la Generalitat como los alcaldes de Alicante, València, Castellón y Torrevieja, entre otros muchos cargos públicos, han reclamado tras el minuto de silencio que se dote a la Guardia Civil de más medios materiales y humanos para combatir el narcotráfico y evitar que se produzcan este tipo de hechos tan trágicos.

Uno de los agentes muertos en Barbate, David Pérez Carracedo, de 43 años estaba destinado en el Grupo de Acción Rápida (GAR) y su primer destino como guardia alumno en prácticas fue en el cuartel de Torrevieja, donde llegó en enero de 2009 y permaneció hasta enero de 2010.

Nacido en Barcelona y padre de dos hijos, residía en Sarriguren, en el municipio navarro del Valle de Egüés. Antes de ingresar en 2008 en la Guardia Civil, David Pérez fue guerrillero y perteneció al Grupo de Operaciones Especiales Tercio del Ampurdán IV desde 1999 hasta 2005. La base del GOE IV estaba en Barcelona, pero en 2001 se trasladó al cuartel de Rabasa en Alicante tras la creación del Mando de Operaciones Especiales (MOE).

Padrino de un niño en Alicante

David contaba con buenos amigos en la ciudad de Alicante, donde presta servicio un guardia civil de su misma promoción. David era el padrino de un hijo de este agente destinado en Alicante. El niño ha acudido con su madre y otros familiares al minuto de silencio celebrado en la plaza del Ayuntamiento, donde han podido conversar unos minutos con el alcalde de Alicante, Luis Barcala, y el coronel jefe de la Guardia Civil, José Hernández Mosquera.

La concentración en Alicante, a la que no ha asistido el subdelegado del Gobierno, ha congregado a la corporación municipal y a mandos de la Guardia civil, Policía Nacional, Policía Autonómica, Policía Local, Subdelegación de Defensa, Vigilancia Aduanera y Comandancia Naval, así como unos 40 policías locales.

Los asistentes al minuto de silencio han mostrado así su «apoyo y solidaridad con las familias de los guardias civiles fallecidos y en reconocimiento a la gran labor realizada por los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado». «Queremos expresar nuestra máxima repulsa por estos crueles asesinatos cometidos contra guardias civiles indefensos atacados por narcotraficantes», ha destacado el alcalde Luis Barcala.

El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha trasladado la «solidaridad y apoyo explícito» de las instituciones valencianas a la familia de los fallecidos y ha mostrado su «indignación» por lo sucedido. El jefe del Consell ha reivindicado el papel de los agentes que «protegen nuestra seguridad todos los días de manera anónima» y ha exigido tanto un refuerzo de sus medios como un mayor «reconocimiento social y político que todavía no tienen».

Dimisión de Marlaska

Mazón declaró que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, debería haber dimitido por la muerte de los dos guardias civiles. «La situación en el Estrecho y la situación de la Guardia Civil no admite ni un pase más por parte del Gobierno», exigió. «Tenemos a ‘zódiacs’ de cinco metros enfrentándose a planeadoras de 14 metros y 900 caballos. Se ha desmantelado la unidad de coordinación de vigilancia del Estrecho hace apenas unos meses, desprotegiendo y dejando sin amparo a la Guardia Civil. Si el ministro Marlaska lo ha hecho por presiones de Marruecos, debe dimitir por dejación de funciones", ha añadido el jefe del Consell.

Asimismo, se preguntó «cuánto tiempo más la Guardia Civil, también los efectivos en la Comunidad Valenciana, van a estar jugándose sus vidas innecesariamente para defendernos del narcotráfico, para defendernos de los delitos, para defendernos de la inseguridad, que cada día es mayor; no solo los datos, sino la sensación ciudadana de inseguridad y de falta de lucha real con los medios necesarios».