La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a cuatro años de prisión al contable de una empresa turronera de la provincia por un desfalco de más de 380.000 euros en las cuentas de la mercantil, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. El fallo considera probado que aprovechándose de su cargo el acusado se subió la nómina en más de 500 euros mensuales y realizó hasta 164 transferencias bancarias con ingresos en efectivo a la cuenta de su mujer simulando pagos a proveedores. Por este motivo también ha sido condenada la esposa del acusado a un año y meses de prisión por la receptación de estos fondos. La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

Los hechos ocurrieron entre febrero de 2017 y mayo de 2021, hasta que la empresa detectó los hechos y procedió al despido del trabajador, que se encargaba de la contabilidad, el pago de los impuestos y otras actividades económicas de la mercantil. El hombre contaba con la total confianza de sus superiores, motivo por el que tuvo un amplio acceso al control de los fondos. El conocimiento que tenía el procesado de la mecánica de la empresa y de cómo funcionaba el sistema de pagos dificultaron el hecho de que sus operaciones pudieran ser detectadas. Con el añadido de que contaba con la total confianza de sus superiores.

El fallo considera probado que una de las primeras irregularidades consistió en subirse la nómina en 500 euros, sin contar con autorización alguna de sus superiores. El acusado aseguraba que había contado con el permiso de sus jefes para hacer este aumento del sueldo, que se ingresaba en concepto de dietas. Sin embargo, el empresario perjudicado por este desfalco declaró en el juicio que desde el primer día se había acordado el pago de 1.200 euros mensuales y que debido a la situación de la empresa no le podían dar más dinero.

Pero al margen de este aumento de los fondos, el acusado realizó hasta 164 transferencias bancarias a cuentas bancarias a nombre de su mujer, en las que simulaba pagos a proveedores. Los pagos se realizaban espaciados en el tiempo y disfrazados entre el volumen de facturas que se movían. La Audiencia ha analizado cada uno de estos pagos en la sentencia para concluir que dichas operaciones no obedecían a la realidad de la transacción y que pasaron a formar parte del patrimonio del acusado. Asimismo, concluyen que dado el número de ingresos y las cantidades ingresadas la esposa del acusado era perfecta conocedora de estas irregularidades.