Tecnología y sociedad

Una nueva versión del apocalipsis irrumpe en la película “Dejar el mundo atrás”

La humanidad podría encargarse de su propia destrucción con solo el hackeo de las telecomunicaciones

Un petrolero sin control irrumpe en una playa abarrotada de bañistas.

Un petrolero sin control irrumpe en una playa abarrotada de bañistas. / Netflix

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

Un colapso de internet, de los satélites y de las comunicaciones bastaría para que la humanidad se encargara de su propia destrucción. Es la nueva versión del apocalipsis planteada por una película que triunfa en Netflix, producida por la familia Obama y con un reparto de élite: parece un documental premonitorio de lo que estaría por venir. No hay final feliz.

La película "Leave the World Behind" (“Dejar el mundo atrás” en la versión española) se estrenó en Netflix el 25 de noviembre de 2023 y rápidamente se ha convertido en un éxito mundial. En su primer fin de semana, la película fue vista por más de 75 millones de hogares en todo el mundo, lo que la convirtió en la película más vista de Netflix en ese momento.

Hay varias razones por las que esta película está siendo tan exitosa. En primer lugar, cuenta con un elenco de estrellas encabezado por Julia Roberts, Ethan Hawke y Mahershala Ali. En segundo lugar, la película está dirigida por Sam Esmail, un director conocido por su trabajo en series como "Mr. Robot" y "Homecoming".

En tercer lugar, el guion de la película, escrito por Esmail y la autora del libro homónimo, Rumaan Alam, es inteligente y provocativo. Incluso desconcertante y desgarrador.

Y, por último, algo no menos significativo: está producida por Higher Ground, la empresa audiovisual fundada en 2018 por el expresidente de los Estados Unidos Barack Obama y la exprimera dama Michelle Obama. Y no olvidemos que los expresidentes saben muchas más cosas de lo que cuentan sobre los entresijos oscuros de la política mundial, como pone de manifiesto uno de los personajes de la película, George “GH” Scott (Mahershala Ali).

Un petrolero encallado en la playa

La película se desarrolla en un mundo en el que Estados Unidos ha sido víctima de un ciberataque a gran escala. No empieza con una bomba, sino con la la falta de Wi-Fi. Internet se cae: no hay redes sociales, ni correo electrónico, ni comunicación con el mundo exterior. Los satélites se apagan y con ellos los sistemas de navegación que dependen de la tecnología orbital: un enorme petrolero sin rumbo encalla en una playa llena de gente y desvela el primer síntoma de que algo muy extraño está pasando. Los aviones caen sin control.

La alerta crece: después de sucesivos estallidos sónicos (síndrome de La Habana en la vida real), los animales pierden sus patrones migratorios y aparecen desconcertados en cualquier sitio, incluso flamencos en la piscina de la casa donde se desarrolla esta toma de consciencia, por parte de dos familias neoyorquinas, de lo que está por venir.

Tráiler oficial de la película "Dejar el mundo atrás", que plantea una versión inédita del posible apocalipsis por un colapso tecnológico.

La gran revelación

Y en medio de este caos inicial surge la gran revelación final, que es el nudo gordiano de la película: alguien no identificado ha ideado sucesivos y estratégicos desastres bien ejecutados con la finalidad de que los enfrentamientos sociales subsiguientes desencadenen el irremediable apocalipsis humano, víctima del desarrollo tecnológico que tanto nos ilusiona. Nunca volveremos a ver de la misma manera los coches autónomos, sentencia la revista The Rolling Stones.

Y añade: “las semillas de nuestra destrucción ya han sido plantadas por nosotros; simplemente necesitan un poco de agua y luz solar para crecer. Y cuanto más atrás se queda el mundo que conocemos, más tememos que esto no sea un thriller. Podría ser un documental desarrollado con estrellas del cine”.

Nueva versión del apocalipsis

En lugar de ser causado por un evento natural. como la caída de un meteorito (Don't Look Up) o una guerra nuclear (Oppenheimer), el apocalipsis de esta película es el resultado de una conspiración sofisticada que trasciende todo el historial de escenarios catastrofistas recogidos por la ciencia ficción desde que Orson Wells nos asombró con la emisión radiofónica de “La guerra de los mundos” el 30 de octubre de 1938, en vísperas del Halloween.

En particular, el apocalipsis tecnológico de la película presenta los siguientes elementos que lo hacen verosímil y temible. En primer lugar, es repentino y sin previo aviso: ocurre de la noche a la mañana, sin que nadie lo vea venir. Esto deja a las personas desorientadas y sin saber qué hacer.

En segundo lugar, es global: afecta a todo Estados Unidos con implicaciones mundiales, lo que lo convierte en un evento verdaderamente apocalíptico. Y, en tercer lugar, es devastador: sus efectos son inmediatos y catastróficos. El país y el mundo se sumen en el caos y la gente muere en una desesperación total.

Un aviso a navegantes

Este enfoque del apocalipsis es particularmente relevante en el contexto actual, en el que la tecnología juega un papel cada vez más importante en nuestras vidas.

La película recuerda que la tecnología no es infalible y que su manipulación podría tener consecuencias apocalípticas sin necesidad de meteoritos, bombas atómicas, ataques extraterrestres, ataques químicos o colapso climático.

Nos bastamos para acabar con la aventura humana. Es el aviso que plantea esta película, aunque con un intento de arrojar algo de esperanza: desliza la serie Friends como consuelo en medio de la catástrofe, como plantea The Washington Post.

Sin embargo, no es suficiente ante la magnitud del desafío que poco a poco va sumiendo a las dos familias en lo que se perfila como inevitable. Como ocurrió en “No mires arriba”, “Dejar el mundo atrás” sugiere también que el final feliz no existe en los escenarios que estamos intuyendo.