En cualquier época, a cualquier edad, los centros educativos son el universo de la diversidad. Se convierten en el ámbito dónde cada uno es único, especial, diferente… diverso. Por ese motivo, desde el grado de Magisterio de la UCHC-CEU son conscientes de que la educación inclusiva es una urgencia en la sociedad del siglo XXI. Que dar respuesta a las necesidades del alumnado dentro del aula no es sólo una cuestión imperiosa, sino que es un asunto de equidad educativa.

Los docentes del CEU trabajan con los futuros maestros y maestras el valor de la diferencia. Siempre desde la certeza de que en las aulas existen niños con intereses diferentes, con motivaciones heterogéneas, con distintas capacidades, con diversas inquietudes y estilos de aprendizaje, con condiciones personales dinámicas que irán cambiando a lo largo de su escolarización.

Aprender a educar en la diversidad

Blanca García Martínez, Morin Bustos, Lola Ramos López, Marina Sempere Fuentes, Vanessa Aura Abad, Sheyla del Carmen Hurtado Vera y Silvia Aldomar Cazorla se encuentran en el último curso de Educación Infantil. Algunas de ellas, antes de acceder a la universidad, cursaron módulos superiores y medios de FP, también relacionados con la educación infantil.

A unos meses de adentrarse en el mercado laboral, todas coinciden en poner en valor la importancia de que en las universidades se forme desde ya en educación a la diversidad, «que una sociedad inclusiva tiene más beneficios. Pese a que todavía la educación no está abierta a todo tipo de diversidad y que aún debe seguir mejorando para conseguirlo».

Durante la formación específica que han recibido sobre esta materia, además de conocer el significado del término inclusión en las aulas, han aprendido «que no todos los niños y niñas que el día de mañana tendremos en el colegio van a necesitar los mismos recursos para adquirir conocimientos. Y, por tanto, nuestro deber como maestros será conocer y facilitar los medios y herramientas necesarias para sacar el máximo potencial adaptándonos a la forma de aprender de cada uno de ellos».

Loli Botía, con sus alumnas de Magisterio.

 Pero no sólo se puede y se debe trabajar la inclusión en el aula. También fuera de ella. «Puede afectar a gran escala a nuestro entorno, en donde depende de nosotros, como individuos, marcar la diferencia y ayudar al resto a ser un grupo, en donde todos seamos diferentes, pero a la vez respetando y valorándonos los unos a los otros».

Por ese motivo, para todas ellas, esta preparación también las pone frente a la necesidad de saber transmitir a sus futuros alumnos la importancia «de aceptar todo tipo de diversidad desde que son bien pequeños para tener un futuro donde haya esa integración». Y algo más: la normalización de la inclusión. «Viéndolo como algo positivo, e incluso enriquecedor, no sólo para el niño o niña que tenga necesidades sino para toda el aula. Así, de esta forma también interiorizarán lo que es la inclusión, ya que cada uno de ellos aprenderá con su proceso necesario».

En realidad, de lo que se trata, según estas futuras profesoras, es de «aportar a mis alumnos y alumnas seguridad y proporcionarles una educación de calidad e igualdad, y que entre ellos se respeten y se ayuden». Y es que, la diversidad en el aula fomenta la inclusión educativa y social.

«Es importante para que nuestra sociedad pueda ir avanzando y que exista respeto entre todas las personas, sin importar la condición de cada uno, y que no se paralice. Pero para que esto ocurra la atención a la diversidad se debe dar en todos los ámbitos sociales: hogares, centros educativos en todos los niveles y por supuesto, en la sociedad», recalcan.

Puntos clave para trabajar la educación inclusiva

•     Diseño de unidades didácticas accesibles desde su inicio

•     Implementar distintos accesos al contenido.

•     Usar diferentes metodologías más activas centradas en el alumnado con el fin de afianzar las competencias de los estudiantes en cada materia: el Aprendizaje cooperativo, el Diseño Universal de Aprendizaje, el Aprendizaje basado en Proyectos, Flipped Classroom o aula invertida, Aprendizaje servicio, etc.

•     Los profesores: dejar de ser los protagonistas, los «poseedores del saber». Ahora toca ser guías de cada proceso, orientadores que indican cuál es el acceso.

•     Promover la participación y el aprendizaje a cada niño y a cada niña.

•     Estamos en el tránsito del educare al educere.

«Identificar inclusión con discapacidad o educación especial es un error»

Loli Botía, profesora de Magisterio experta en integración educativa

Loli Botía, profesora del CEU de Elche, asegura que es el momento de la educación inclusiva.

Enseñar el mismo contenido, al mismo tiempo, con la misma metodología a todo el alumnado parece que va a llegar a su fin. En realidad, esta recomendación de la UNESCO para alcanzar una educación de calidad para todos se convierte en un desafío para la comunidad educativa.

Para Loli Botía, profesora de Magisterio en la CEU-UCH, es el momento de la Educación Inclusiva, de poner en valor la diversidad de las aulas. Desde su experiencia, asegura que es necesario superar el modelo educativo de integración y centrarse en la inclusión. Además, reconoce que ha llegado el momento de que los profesores dejen de ser protagonistas y que su papel sea el de «guías», de orientadores. «Estamos en ese tiempo fascinante de cambio dónde se transita del educare al educere».

– ¿Cuáles son las necesidades de los niños y niñas que precisan de educación inclusiva?

Podemos decir que se ocupa de proporcionar respuestas adecuadas en todo el abanico de necesidades educativas, tanto en contextos pedagógicos escolares y extraescolares. Y es que hablar de inclusión es entender que todos somos diversos. Y eso nos enriquece. Por ello, identificar inclusión con discapacidad o Educación especial, es un error.

El concepto inclusión se fundamenta en la diferencia entre los seres humanos, los ritmos de aprendizaje distintos, sus diferentes motivaciones, capacidades, condiciones personales particulares. Por lo tanto, deben ser los sistemas educativos los que estén diseñados teniendo en cuenta la amplia diversidad.

– ¿Qué pueden y/o deben hacer los maestros que atienden a estos niños y niñas?

En mi humilde opinión creo que debemos estar más preparados que nunca porque estamos delante de un cambio universal en la educación. El objetivo 4 de los ODS de la ONU ya lo advierte: «Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos».

Debido a ello hay un compromiso de muchos países, entre ellos España, para tener como horizonte el año 2030, como se acordó en el Foro Mundial de la Educación. Por lo tanto, es fundamental que el cuerpo docente asuma que acabó la etapa dónde entendíamos que había que enseñar el mismo contenido, al mismo tiempo, con la misma metodología a todo el alumnado.

– ¿Por ejemplo?

A partir de ese cambio metodológico, es el momento de estar al corriente en el diseño de unidades didácticas accesibles desde su inicio. También de implementar distintos accesos al contenido, de usar diferentes metodologías más activas. Como consecuencia de ello, hemos dejado de ser los protagonistas, los «poseedores del saber». Ahora nos toca ser guías de cada proceso, orientadores que indican cuál es el acceso, que promuevan la participación y el aprendizaje a cada niño y a cada niña.

– ¿Qué es lo que aprenden y cómo lo pueden poner en práctica los futuros maestros sobre Educación Inclusiva?

Desde los Grados de Educación Infantil y Primaria del CEU, los diferentes docentes somos conscientes de la importancia de este cambio de paradigma de modelo educativo. Y, como consecuencia de ello, vamos introduciendo en nuestras asignaturas la reflexión sobre lo que significa la inclusión de todo el alumnado. Aspecto fundamental, a mi juicio, para entender y asumir lo que significa atender a la diversidad.

Del mismo modo, implementamos en las distintas asignaturas metodologías activas centradas en el alumnado con el fin de afianzar las competencias de los estudiantes en cada materia: el Aprendizaje cooperativo, el Diseño Universal de Aprendizaje, el Aprendizaje basado en Proyectos, Flipped Classroom o aula invertida, Aprendizaje servicio, etc. Por consiguiente, cuando los estudiantes han egresado, tienen las suficientes competencias para hacer de la inclusión la realidad de su futuro centro escolar.

– ¿Se le otorga la suficiente importancia desde las administraciones a este momento de la Educación Inclusiva?

Como decía anteriormente, España tiene un compromiso adquirido con el Foro Mundial de la Educación en el 2015, objetivo que se revisará en el 2030. A mi entender, se están dando pasos en esa dirección. De hecho, existe legislación en nuestro país para que esto pueda darse.

Pero considero que no se forma suficientemente al cuerpo docente en activo para que este proceso sea asumido por todos. Continuamos instalados en el modelo de integración, con lo que eso supone en el ámbito de las necesidades educativas y de las dificultades de aprendizaje. Para admitir el cambio hay que sentir que se puede. Y no creo que estemos en ese punto todavía, ya que nos hace falta más formación y más recursos. Junto a todo ello, creo que es importante reorganizarnos para poder asumir este cambio.

– ¿Qué se les puede ofrecer a los padres de niños y niñas con necesidades educativas especiales para que puedan complementar la formación en casa?

En primer lugar, les hablaría de inclusión, les explicaría que incluir significa dar la bienvenida, acoger, sea cual sea la realidad que tengamos. Haría especial hincapié en los entornos discapacitantes y el necesario análisis de las barreras y fortalezas que cada centro debe hacer para poder atender a sus hijos.

Asimismo, les expresaría de forma contundente mi apuesta por la Educación como derecho para todos y no un privilegio para aquellos que pertenecen a una mayoría. Diría que descubrir lo importante en sus hijos y en los demás, junto con la necesidad de aceptar la realidad de su familia, diferente a cualquier otra, son los dos ejes fundamentales sobre los que gravita la educación inclusiva. Considero que cuando somos capaces de asumir quienes somos, nuestros límites, nuestras fortalezas, qué queremos, cuáles son nuestros valores… todo empieza a fluir en la dirección correcta.