La UA rescata semillas silvestres y de cultivo para impedir su extinción por el cambio climático

La Estación Biológica Torretes, instalada en Ibi, trabaja en la recuperación de las especies autóctonas que se han perdido o están en riesgo de desaparición para preservarla para el futuro

Segundo Ríos, director del jardín botánico y estación biolçogoca Torretes de la Universidad de Alicante.

Segundo Ríos, director del jardín botánico y estación biolçogoca Torretes de la Universidad de Alicante. / Pilar Cortés

J. A. Martínez

J. A. Martínez

Cultivos para la eternidad. La Universidad de Alicante está trabajando en el rescate de semillas silvestres y de cultivo para impedir su desaparición por el cambio climático. A través del Jardín Botánico y Estación Biológica de Torretes, enclavada en el municipio de Ibi, se están haciendo trabajos para la recuperación de las especies autóctonas que se han perdido o están en riesgo. Las instalaciones cumplen este año su 20 aniversario desde su puesta en marcha y allí han trabajado para la recuperación de un entorno a través de los usos tradicionales del territorio, logrando no sólo la conservación de flora, sino también de fauna. Especies que han vuelto después de actuaciones como captar agua de lluvia y reconducirla para generar biodiversidad, devolver los antiguos bancales al uso agrícola tradicional. Una isla de cincuenta hectáreas que han pasado a ser como un refugio ante el cambio climático y que también tienen un uso tanto recreativo como divulgativo, al estar permitidas las visitas.

"Sería una pretensión decir que podemos cambiar el clima desde Torretes", aseguró a este diario el director de la estación Segundo Ríos, "pero sí podemos mitigar sus efectos, crear un espacio donde hay un mayor grado de conservación de todas las especies que son más sensibles". De esta manera, la conservación de especies y su recuperación, así como el almacenamiento de semillas han pasado a ser uno de los proyectos que se ha generado en este espacio de cincuenta hectáreas en las faldas de la Sierra de Mariola. La estación lleva funcionando desde el año 2003 y el jardín botánico se constituyó oficialmente diez años después, y "está contribuyendo a la conservación de la flora amenazada valenciana, manteniendo vivas un tercio de las especies en peligro del territorio y constituyendo un punto de recarga de estas especies para evitar su extinción". Ríos señaló que desde las instalaciones si bien no pueden revertir el cambio climático, sí que pueden "estar vigilantes y poner de relieve esos cambios que se están produciendo".

Uno de los objetivos de este recinto es "mantener las semillas de las plantas importantes, mantenerlas frescas y conservadas", explicó Ríos. "Cada cierto tiempo, vamos renovando el banco de semillas para poder conservar plantas agrícolas antiguas y otras que son importantes, como las hortícolas, cereales, legumbres. Vamos guardando semillas que antes eran muy cultivadas, pero que han ido perdiendo vigencia". La conservación de estas semillas y de sus tejidos es la única manera de tener asegurada esa preservación.

Reintroducción de especies

Entre las especies vegetales en vías de extinción que se están reintroduciendo, Ríos citó un tipo de apio silvestre, llamado apium repens, que únicamente se podía ver en la Sierra de Mariola. "Ahora mismo la población que tenemos en Torretes sea posiblemente el punto donde hay mayor número de plantas vivas de esta especia hay en toda la provincia de Alicante", explicó. Una labor que según explica el director del recinto obedece "al tratamiento que hacemos del agua de lluvia, que la vamos transformando en pequeños humedales, donde la planta se puede desarrollar". Otro de los proyectos en los que se está trabajando es la implantación de un viñedo multivarietal, para conservar las distintas variedades de vides en Alicante y en la Comunidad.

Trabajos de plantación en la estación biológica de Torretes.

Trabajos de plantación en la estación biológica de Torretes. / Juani Ruz

El parque cuenta también con un arboreto de coníferas con más de 150 especies distintas, una colección de lirios con más de 1.000 cultivares diferentes (un cultivar es un grupo de plantas seleccionadas artificialmente para fijar en ellas sus características de reproducción) y que es otro de sus grandes atractivos. En exposición, disponen de una colección de más de 230 plantas medicinales. Entre ellas, algunas que no deben ser usadas en el ámbito casero, porque su toxicidad, aunque sirven para la preparación de medicamentos.

Otro de los espacios está dedicado exclusivamente a las plantas culinarias, de especias, que se utilizan en la cocina. Estos cultivos abastecen desde hace más de seis años a los estudiantes del grado de Gastronomía y Tradiciones Culinarias y se utilizan tanto en las clases como en prácticas. Entre ellas cuentan con especies como la cúrcuma, el jengibre o distintas variedades de mostazas. Todas se cultivan en invernadero o al aire libre. "Están orientadas tanto a los alumnos del grado de gastronomía, como al público, porque son plantas que son muy atractivas para ver, oler y hasta probarlas", dijo. "Hay plantas como el dulce azteca que está muy dulce, más que la estevia. Y otras tan llamativas como la planta ostra, que tiene sabor a marisco", añadió.

Entre los proyectos de futuro está la recuperación de un jardín hispano-árabe, donde se pretenden recuperar las plantas que se usaban en la provincia durante los años de Al Andalus. Entre ellas, el arrayán morisco, "un tipo de mirto que ha ido desapareciendo con el tiempo y que allí vamos a poder disfrutar y rescatar. Se han hecho varios proyectos de recuperación y tenemos planta suficiente para hacer setos y juegos. Así como otras plantas que se citan en El Corán", explicó Segundo Ríos. 

Veinte aniversario

El proyecto de Torretes nació hace más de 20 años, cuando la Universidad de Alicante buscaba un espacio donde hacer permanente una exposición itinerante sobre las especies para las que está prohibido su comercio internacional. "La idea era montar un museo de la biodiversidad", explicó el director de Torretes, y pronto contactaron con el Ayuntamiento de Ibi que habían adquirido una finca y no sabían muy bien qué destino darlo. "Tenía una parte protegida que entraba dentro del parque natural de la Font Roja, el paraje era bonito, pero aquello estaba abandonado. Nos dijeron que a ver si se nos ocurría hacer algo por allí y desde entonces empezamos con pequeñas cosas, al principio sin tener una idea totalmente clara de lo que iba a ser Torretes, pero sí con actuaciones que teníamos en mente como volver a los usos tradicionales del territorio", recordó. Pronto vieron los resultados, sobre todo por el incremento de fauna. Pronto se fue convirtiendo en un proyecto mucho más grande.

El parque Torretes ha supuesto una recuperación tanto de la fauna como de los insectos. Tras hacer una poza artificial con agua de lluvia, ese mismo año, un grupo de aficionados a las libélulas encontraron una. "Todos los sapos de la provincia de Alicante están en Torretes y el gallipato que ha sido reintroducido es un punto donde se está reproduciendo", señaló En cuanto a insectos, la Sociedad Española de Entomología dio el parangón de reserva entomológica, comprobándose que la riqueza de insectos es muy superior a la de otras partes del propio parque natural.