L a Confederación Hidrográfica del Segura (CHS); proyecta recuperar, en colaboración con el Ayuntamiento de Orihuela, dos de los tradicionales molinos con los que cuenta la ciudad, el de Riquelme y el de la Ciudad, que durante años han estado en manos privadas a través de una antigua concesión que ha quedado obsoleta y cuya caducidad oficial aún está pendiente de ser tramitada por el organismo de cuenca.

El proyecto se enmarca dentro de la actuación de la CHS que pretende dotar al casco urbano de Orihuela de un caudal ambiental de manera continua mediante el vertido de agua de pozos. El organismo de cuenca a través de este trámite pretende recuperar la titularidad sobre estos dos molinos para su recuperación y rehabilitación que posibilite que estos elementos tradicionales vuelvan a cumplir su función primitiva, moler cereales, y que al mismo tiempo sirvan como museo y de disfrute público, según indicó ayer el Comisario de Aguas, Manuel Aldeguer.

La concesión privada de estos molinos, que se otorgó para moler a través de la energía suministrada por el agua, ha finalizado debido a la extinción de la práctica para la que fue dada, explicó Aldeguer.

Sin embargo, la CHS aún no ha formalizado el fin de la concesión, trámite a partir del cual ambos elementos se devolverían al dominio público. Para ello, la Confederación ha iniciado conversaciones con el Ayuntamiento de Orihuela, «a falta de algún acuerdo formal para que nosotros podamos iniciar la tramitación y recuperar estas joyas como bienes patrimoniales de todos los ciudadanos», dijo Aldeguer, a través de una serie de contactos con los titulares de estos molinos, uno de ellos el empresario Antonio Pedrera, propietario en concesión del Molino de la Ciudad.

El comisario de Aguas, que mantendrá una próxima reunión con todos los portavoces de los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento, señaló que «estamos decididos a ejecutar este proyecto ambiental y cultural» pero «es necesario el acuerdo y la colaboración con todas las formaciones políticas de Orihuela y conseguir la concesión de los molinos sin llegar a ningún tipo de litigio», matizó.

El Molino de Riquelme está construido en mampostería, ladrillo, testeros y sillares. Fue construido en el siglo XIX, mientras que el de la Ciudad lo está en 1902 sobre las ruinas de otro del siglo XVIII, del cual se conserva el azud o presa y un puente de sillería. La construcción es básicamente una obra de ladrillo macizo y cal hidráulica con viguería de pino rojo de Canadá y consta de tres plantas. Estos son los dos únicos molinos que se conservan en la ciudad de los cinco que existían.