El Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela elige mañana nuevo juez, máximo representante ante el resto de instituciones de miles de regantes y quien debe orientar los insondables caminos del agua para quienes no conocen los sistemas de riego a través de acequias, azudas, azarbes, brazales e hijuelas heredados en la huerta desde la época islámica.

En torno a un centenar de Síndicos y Electos de las Acequias y Azarbes Mayores y Menores de la huerta oriolana -elegidos a su vez entre los regantes el pasado mes de noviembre- han sido convocados a la reunión que tendrá lugar a puerta cerrada en la sede de este juzgado a las 10.30 horas.

Una elección muy particular y marcada por normas seculares, mantenidas por las gentes de la huerta con el orgullo y el respeto que se da a la tierra a través de una serie de ordenanzas que, incluso con las erratas originales en el texto que rige el procedimiento, permanecen inalteradas desde 1844.

Los nombres de todos los reunidos inscritos en un papel se meterán en un saco y de éste se extraerán once de estos. Esos once elegidos por el azar serán quienes, en una reunión secreta posterior, debatirán y decidirán con sus votos -por mayoría absoluta de seis- el cargo del nuevo juez de aguas, que dará el relevo a Antonio Barberá. Además se designará al teniente juez sobrecequiero y síndico procurador general.

Las condiciones observadas con celo para los cargos en las Ordenanzas se resumen en que "deben ser sugetos de buena vida y costumbres (...) y propietarios de tierras de riego de la huerta de Orihuela".

En las últimas dos décadas el histórico sistema insaculatorio de elección, establecido para su renovación cada tres años, no había sido aplicado porque Barberá repitió en el cargo por aclamación.

A este método se le suman unas limitaciones menos anecdóticas. Sólo pueden elegir y ser elegidos como Síndico y Electo quienes avalen la posesión de una superficie determinada de suelo de huerta. Diez tahúllas, algo más de una hectárea, en el caso de las acequias mayores, y cuatro en las menores.

La legislación estatal permite que los juzgados mantengan sus propias normas tradicionales. La principal razón argumentada por los regantes para no modificar este sistema tan peculiar es evitar que alguien con una tahúlla, que la use para "ir de fin semana", alguien que no es agricultor, pueda representar a los más de 12.000 regantes que todavía, y a pesar de todo, mantienen la huerta en cultivo.

Pese a la antigüedad de las Ordenanzas, y quizá por la ausencia de reglamentación específica, la mujer se ha ido incorporando sin problemas y la entidad nunca ha puesto impedimento a la participación o elección de cargos femeninos.

De hecho, entre el centenar de propietarios convocados hay una decena de mujeres que se han ido incorporando a este Juzgado de Aguas en las últimas décadas.

Los Síndicos son los máximos representantes de las acequias y azarbes. Son asimilables a los presidentes en una entidad y los Electos serían los vocales.