Cuentan los mayores que antaño, en Callosa de Segura, se buscaba un día para aliviar los rigores de la Cuaresma. Que mediado este tiempo de ayuno y penitencia, serio y de pocas alegrías, sacaban monigotes a las puertas. Y aprovechando el anonimato colectivo de la calle, dejaban carteles con críticas a la vista de todos. Cuentan los mayores que desde antaño, en Callosa, quedó la costumbre de partir la Vieja, retomando aquella atávica representación del tiempo de Cuaresma como vieja desdentada, antesala de la muerte. Y cada vez que llega el miércoles que marca el ecuador de este periodo penitencial, se continúan sacando los monigotes a las calles, conjurando con sus vestidos usados y sus sátiras la mitad que resta para el final del tiempo cuaresmal. Dándose un respiro a la tristeza.

Como ayer, que era miércoles, el tercero después del de Ceniza, que volvieron a plantarse estos "viejotes"-así se les conoce en Callosa-, dando vida de nuevo a la antigua celebración. Fiesta de calle y de vecinos. Recuperada, cuenta el maestro de Primaria, Roque Francisco Albert Lucas, año tras año, desde hace veintitrés, después de un letargo que sirvió para revalorizar su tradición y su originalidad. Porque única es en la comarca. Muy vinculada a los trabajadores del cáñamo, que por historia hicieron de esta población centro industrioso de la fibra vegetal, y transformaban también en monigotes de cáñamo su ocio festivo en el tiempo sagrado de la pena y el pesar.

Solo es un día. Pero un día para la licencia y la crítica con rostros de trapo y de cartón. Retomada con fuerza en los colegios, que preparan así las costumbres del futuro. Muñecos con mensaje y escenografía propia, como el que presidía en los pasillos del Colegio La Paz donde Michael Jackson no sólo está vivo sino que exclama un "¡En el "dulsísimo" nombre...!" de la tierra entremezclado con un esperpento que recreaba a una Belén Esteban, que no "sabe ni hablar, ni bailar, ni escribir, y a la que no hay que imitar". Retomada también en calles que conservan todavía un marcado carácter popular como la Plaza del Calvario -donde la celebración tiene un gran seguimiento-, San Fernando, San Pedro, San Ignacio, Canteras, Concepción, la Cuesta de San Marcos, Convento o Pío XII. Trozos de Callosa de Segura donde se exponen con forma de "viejotes" intenciones satíricas y crítica social. A la vista de todos, vecinos y viandantes.

Es el sortilegio de lo viejo, de lo feo, de lo malo, de lo que no gusta en definitiva. Y es también el deseo y la esperanza de lo nuevo, de lo que está por venir. Poco después de las cinco de la tarde empezaba la comitiva oficial de la comisión organizadora encabezada por las Majas de las Fiestas, la rondalla, miembros del Consejo Municipal de Cultura y el público el recorrido que desde la Plaza de España conducía "viejote" a "viejote" por todos y cada uno de ellos.

Críticas a las obras de remodelación de las calles y al proyecto del AVE, a los personajes más lamentables de la telebasura o a la propuesta de elevar la edad de jubilación protagonizaban ayer los caricaturas más conseguidas y cuyos autores ven reconocida su creatividad con un diploma a falta de presupuesto para más. Y como en Callosa viene sucediendo desde tiempo inmemorial, ayer, tercer miércoles después del de Ceniza, se partió la Vieja.

Alegría y disfraces en los centros públicos

Tanto en los colegios de Intantil y Primaria Primo de Rivera, La Paz, San Roque y el Instituto Santiago Grisolía, como en las calles más populares de la ciudad acogieron la celebración. En los centros educativos se promueve además esta tradición con la entrega de diplomas por parte de la Concejalía de Educación y Cultura porque el día de "Partir La Vieja" se ha convertido en una fiesta entre los más pequeños que aprovechan para disfrazarse también de monigote y regodearse en caricaturas que ellos mismos han creado.