Un haz de luz en la sierra que recuerda a toda la comarca que en nueve días darán comienzo de forma oficial las fiestas patronales de San Roque. Los callosinos cumplieron ayer con la tradición de colocar el Farolico de Venancio en una peña de la montaña e iniciaron el novenario en honor al patrón. En pocos días, la ciudad entera se vestirá de gala para iniciar los festejos más esperados del año.

Cuenta una página de la historia callosina que a finales del XIX un pastor llamado Venancio consiguió salvar la vida tras encomendarse al patrón San Roque. El ganadero se desprendió por una empecinada ladera de la sierra cuando intentaba ayudar a un cabritillo que había quedado encaramado en un picacho. Dado que salió del percance sin rasguño alguno, prometió colocar un farol con luminarias en la sierra durante toda su vida como señal de agradecimiento. Tras su fallecimiento, sus familiares continuaron la promesa y casi un siglo y medio después se ha convertido en el acto que supone el preludio de los festejos patronales.

Comitiva

Portado por miembros del Centro Excursionista, la comitiva con el farol partió ayer a ritmo de dulzaina y tamboril acompañada de cientos de callosinos . Entre ellos, el niño que encarna este año la figura del niño Venancio, Vicente C. Zaragoza, y la niña que representa al Santo Peregrino, Isabel Zaragoza, además de las majas y damas de las fiestas y las autoridades locales. El paso de la comitiva por las calles del centro urbano hizo que centenares de vecinos engalanaran sus viviendas con cubrebalcones y salieran a las calles para presenciar el desfile.

Tras acompañar a los montañeros a la ladera de la sierra desde donde comenzaron su ascenso, el resto de participantes se encaminó hacia la ermita del patrón, donde tuvo lugar el primer día de novena. Tras el acto, en el que también partició la Coral Callosina, Antonio Estañ leyó el texto de la Invocación a San Roque.