La sal ha sido siempre uno de los principales elementos identitarios de Torrevieja tanto para sus vecinos como en su imagen exterior. Con una de las Salinas más importantes de Europa, la dedicación de la ciudad y su interés por este oro blanco ha estado patente a lo largo de los cientos de años de explotación de sus lagunas. Como homenaje a esta tradición, desde hace una década es posible visitar el centro de interpretación de la industria salinera "Laguna Rosa", un museo en el que se repasa la historia de la extracción del mineral desde el XIX hasta la actualidad. Pasando por los primeros años, en los que se utilizaban barcas y cajones formando trenes flotantes para el transporte de las lajas de sal por la laguna, hasta las avanzadas técnicas de lavado y extracción empleadas hoy en día, son muchos los años de trabajo y sacrificio de los obreros torrevejenses, dedicados por entero a este bien autóctono.

El museo, situado junto al colegio Acequión, en un antiguo almacén de mercancías ferroviario, no recibe muchas visitas, aunque durante el verano la afluencia es constante. Abre sus puertas tres días a la semana y solo durante la mañana, por lo que sus posibilidades no son excesivas. El edificio consta de dos plantas y alberga una serie de paneles explicativos sobre la historia de las Salinas y una reproducción de un operario trabajando con su barca, así como una proyección audiovisual con imágenes históricas del proceso.

Las Salinas

La laguna de Torrevieja es uno de los principales puntos de interés de la ciudad a nivel tanto cultural como histórico y económico. Durante años la extracción de sal ha sido el motor de crecimiento de su economía y muchos visitantes manifiestan un gran interés por conocer este proceso tan complejo como antiguo. Sin embargo, el acceso a las salinas está prohibido a los visitantes y al personal ajeno a la empresa que las explota, que no ofrece ningún servicio turístico o ilustrativo para que niños, visitantes y vecinos de Torrevieja puedan conocer de primera mano su actividad productiva por excelencia.

En los últimos meses empresa y Ayuntamiento negocian fórmulas para organizar un servicio de visitas que permita acceder a ellas y aprender sobre el terreno los secretos de la explotación salinera, cosa que complementaría los servicios que a día de hoy presta el museo. Es algo que necesita el visto bueno de un tercer protagonista Patrimonio del Estado, propietario de los terrenos.