La planta de Crevillent ha comenzado a recibir basura, de nuevo, de los pequeños municipios que trabajan con la mercantil Sirem, antes Colsur, después de que el cierre cautelar de ésta obligara a llevarlas hasta Elche o, en el caso de Orihuela, a Villena o Xixona.
El encarecimiento de precios de la planta ilicitana con respecto a la crevillentina no sólo supone pagar alrededor de 8 euros más por la eliminación de cada tonelada, sino sumar los costes derivados de su traslado. Pero la situación no va a mejorar porque Sirem tiene abierto un procedimiento negociado con los ayuntamientos para saber quién va a asumir los sobrecostes derivados no sólo de la decisión del Consorcio de llevar a Elche las basuras, sino los que sobrevinieron cuando Proambiente cerró sus puertas. En total, algo más de 2,5 millones de euros que la mercantil ha abonado por sobrecostes y que no está dispuesta a soportar por más tiempo, máxime cuando las directrices ahora las decide el Consorcio y su gestor, la UTE Cespa-Ortiz.
Algunos alcaldes ya han mostrado su preocupación por la situación que temen se van a encontrar a la vuelta de la esquina y que, probablemente, acabará en los juzgados y, justo, antes de las próximas elecciones. M. A.
