Los peatones y las personas con movilidad reducida -un sector de población cada vez más amplio en Torrevieja- se encuentran a diario con pasillos imposibles de sortear, pasos de peatones sin rampas e innumerables obstáculos. Quizá uno de los ejemplos más llamativos del incumplimiento de las condiciones de accesibilidad se esté produciendo en Nueva Torrevieja -en la imagen-. No solo porque el tendido aéreo de telefonía impida el paso de cualquier carro de bebé o silla de ruedas en muchos tramos de acera, sino porque se que se trata de una zona reurbanizada hace un par de años, con un resultado que la administración local incluso pone como ejemplo de su gestión. Se invirtieron casi un millón de euros. En algunas esquinas, como la de la imagen, coinciden en dos metros tres postes de madera, una señal de tráfico y otro de alumbrado.
Durante todo el actual mandato el equipo de gobierno ha anunciado la ejecución de una amplia red de carriles bici y peatonales. Un ambicioso proyecto de hasta 80 kilómetros de recorrido. La única expresión de esa iniciativa es el ciclo carril de la calle Bazán -un vial adaptado con señales al paso de bicis compartido con vehículos- cuyo resultado es tan discreto que ni tan siquiera ha dado tiempo a inaugurarlo antes de que se difumine la señalización sobre la calzada. No solo las personas con movilidad reducida encuentran obstáculos, además consagrada al descanso y el paseo. Los peatones se enfrentan a diario a deficiencias tan básicas -y en apariencia tan fáciles de resolver en un municipio con 100 millones euros de presupuesto- como la ausencia de una acera para llegar al cementerio por su acceso tradicional, tan empleado por personas mayores. Peor es en el itinerario al Hospital desde el casco urbano por la CV-95.
Favores
La política de accesibilidad se ha centrado en crear plazas de vehículos para conductores con movilidad reducida en el centro y a intentar atender los ruegos que realizan vecinos y establecimientos para adaptar las rampas de las aceras al paso de los vehículos adaptados. Peticiones, en muchos casos verbales, que se atienden en función de la insistencia a los ediles de turno e incluso al alcalde, con la impresión del beneficiario de que el Ayuntamiento, que cumple así con una obligación, les hace un favor.
