La apertura de la CV-930, la circunvalación sur de Orihuela cerrada desde 2012 por las obras de la Alta Velocidad, no solo ha supuesto un alivio para el tráfico, al recuperarse una vía por la que pasaban unos 12.000 vehículos al día, sino que también ha traído consigo un respiro para los vecinos de los alrededores de Marqués de Molins y, sobre todo, para los de Temístocles Almagro.

Para empezar, los vehículos que desde la carretera de Almoradí se dirigían hacia la carretera de Bigastro, Torrevieja, o la zona sur de la ciudad, ya no necesitan atravesar Los Huertos y el Puente de Levante para enlazar con la CV-95, abierta hace ahora un año.

Lo mismo pasa en sentido inverso, por lo que en esta zona, en cuanto al tráfico «se nota», apunta uno de los vecinos, «sobre todo por las mañanas y a la hora de mayor congestión de tráfico». Para otros, esta descongestión en la circulación no es nada con el «descanso tras cuatro años de obras, cuatro años rompiendo y volviendo a hacer una y otra vez lo mismo», asegura un trabajador de uno de los pocos comercios que aglutina Temístocles Almagro.

La acera interior de la CV-930 la han hecho hasta cuatro veces, para luego volverla a romper... No se trata solo de las molestias para los vecinos sino del despilfarro que supone a nivel económico, y el retraso en su puesta en marcha.

Comercios

Los comercios de la avenida Duque de Tamames, los más próximos a las conexiones de la CV-95 y CV-930, también han recibido la apertura de estas vías como «agua de mayo», asegura una dependienta». «Con menos tráficos, y menos aglutinaciones, la gente viene más a gusto, sin agobios... era un caos».

En este punto, las obras no han concluido del todo, pues aún queda restablecer la rotonda provisional, que antes era fija y que se eliminó por las obras del AVE.

Por tanto, otro empleado de una tienda cercana apunta a que «esperemos que sea cuanto antes, que todo vuelva a la normalidad y a cómo estaba la ciudad antes de las obras del AVE, que bastante perjuicio han dejado ya a toda Orihuela».