El VI Festival Hula-Rock se celebró el sábado en Cox superando sus registros de participación, ya que alrededor de 600 personas, un centenar más que en 2015, tomaron parte en una propuesta integral y para toda la familia que no sólo abarcó, desde el mediodía hasta bien entrada la madrugada, los conciertos como eje vertebrador, sino que también se ofertaron actividades infantiles y de maquillaje, sorteos, piscina, mercadillo, tatuajes, taller de bailes polinesios y una exhibición de bicicletas "chopper", así como de motos espectaculares y de epatantes coches clásicos americanos.

Eso sí, la estética, como el desfile de moda pin-up, estuvo consagrada a la época de los 50, considerada como la de la eclosión del rock. Sobre la temática rockabilly, hawaiana y surfera giró la ornamentación del recinto, el Chill Out Vega Blue, el cual, diseñado a modo de oasis con palmeras y cabañas de madera, acogió visitantes no sólo de toda la provincia sino también de Valencia, Barcelona o Castilla-La Mancha entre otras procedencias. Asimismo, al igual que otros años, también hubo vertiente solidaria, ya que se colaboró, destinando parte de la recaudación, con la Asociación ANDA (Asociación de Niños y Jóvenes con discapacidad de Alicante)

Actuaciones como las de las alicantinas The Red Velvets destaparon el tarro de las esencias. Con su estilo, sus coreografías y sus diálogos entre canción y canción, todo ello presidido por sus sublimes armonías vocales, apoyadas por teclado, contrabajo y trompeta, congregaron a un gran número de público a última hora de la tarde teletransportando a los presentes a las mejores décadas del "doo wop". Fue un dulce paréntesis porque tanto antes como después la percusión volvió a marcar el ritmo y las guitarras amenizaron el resto de "bolos", entre los que tampoco faltó la más pura ortodoxia del surf instrumental con los Blue Marinos, de Valencia, o el Swing festivo de los Sick Boys, de Barcelona, junto con las actuaciones de dos grupos alicantinos como Tony & the Rockheavyllies y los Radioactive Kids, precedidos por los murcianos Vince and The Rythm Keepers.

Mención aparte mereció el ejercicio estilístico de Dj´s como Psychodark o Hari Vicious así como de los Dj´s adolescentes Albert Balaguer o Adam Classic, este último un joven provincial de tan solo 15 años que lejos de buscar el último "hype" o grito, asombra por su intenso dominio de los vinilos y su romance con el legado sonoro del ecuador del siglo XX.

La consolidación de esta propuesta no hace sino pensar en su futuro inmediato para otras ediciones, que bien podría ser el de asentarse como una verdadera referencia cultural para la comarca de la Vega Baja, dada la fidelidad de su público, que de hecho obligó a la organización a salir del recinto y aprovisionar de más bebida a las barras conforme transcurría la noche, lo cual no fue un problema sino todo un aliciente, y la prueba de que otro año se ha dado en el clavo, ya que la devoción por la época clásica del rock y el mimo en la organización del evento es la nota predominante de los impulsores.

Tras haber probado otras ubicaciones, el festival parece haber encontrado acomodo en un idílico paraje enclavado en un auténtico nudo de comunicaciones de fácil acceso desde diversas regiones.