«Lujo y maderas nobles» en los acabados, según la Generalitat, equipos de cocina y lavandería sobredimensionados y 80 habitaciones con baños sin adaptar a personas con movilidad reducida. Esas mismas habitaciones individuales con cerradura exterior -no se pueden abrir desde dentro-. Una zona de duchas comunitarias, diáfanas, sin separación. Una piscina especial de grandes dimensiones, con problemas de accesibilidad y que se llenó por orden del Ayuntamiento de Torrevieja entre 2011 y 2012 supuestamente para «enseñar» las instalaciones a distintos colectivos y ONG locales y pese a que no iba a ser utilizada durante mucho tiempo. No se vació, algo que ha provocado daños por humedades y moho en otras estancias. Y un equipamiento y medidas de seguridad que sugieren que el centro se concibió más como una instalación de ingresos psiquiátricos, según fuentes consultadas por este diario, aunque la Generalitat no pronuncia sobre este aspecto. En total eran 80 habitaciones que requerían un gran despliegue de personal asistencial por cada usuario.

Así se han encontrado los técnicos de la Conselleria de Políticas Inclusivas el edificio del centro de discapacitados tras asumir la cesión por parte del Ayuntamiento de las instalaciones del centro. Iba a estar destinado exclusivamente al ingreso en régimen residencial-sanitario de personas con diversidad funcional intelectual. Se invirtieron casi 5 millones de euros. Fue construido sobre un solar municipal de unos 8.000 metros cuadrados junto a la avenida de Delfina Viudes con fondos estatales del Plan E en 2011. Está por estrenar y ahora requiere otra inversión importante. El plan de la Generalitat es que estas instalaciones se diversifiquen para acoger distintos recursos de prestaciones sociales: es centro para personas con diversidad funcional intelectual, pero más limitado, un centro de Infancia -menores tutelados- y un punto de encuentro familiar.

El Ayuntamiento, que fue el que recibió la inversión del Estado, concibió el proyecto y lo adjudicó. El entonces alcalde Pedro Hernández lo explicó como un centro para acoger a personas con problemas psíquicos y físicos, sobre todo mayores -síndrome de Down- cuando faltaran sus familiares directos, pero también para otros usuarios. El uso nunca estuvo muy definido del todo hasta el punto que la propia Generalitat, en el anterior mandato, dudaba mucho de la viabilidad del proyecto y se lo hizo saber al propio Ayuntamiento.

«Parece mentira»

La propia vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, explicó en una declaraciones a este diario, que el centro requiere esa inversión. Aseguró que un mes y medio o dos podría estar en marcha el punto de encuentro familiar -dio por hecho que han comenzado obras en ese sentido aunque no es así a día de hoy-. También aseguró que se están licitando los contratos para adecuar «los espacios para el centro de Infancia y el de discapacidad». Y sugirió que se trata de una actuación que requiere una inversión importante, sin cuantificarla.

La vicepresidenta del Consell explicó que «parece mentira que este centro que lleva cerrado tanto tiempo tenga vicios de origen. Los baños están mal hechos. El que se llenara la piscina (y el centro estuviera cerrado desde entonces) provocó moho en gran parte de la infraestructura algo que es peligroso para los trabajadores y usuarios que vayan a entrar ahí». Aseguró que la infraestructura es un ejemplo «de cómo se hacían las cosas antes. El centro podría haber estado en 2 o 3 millones. Se tiró para el lujo y para el gasto. Sin pensar en la funcionalidad. Se invirtió mucho en maderas nobles y poco en accesibilidad. No se pensó en las personas que iban a vivir ahí. Más bien en un lujo que no es necesario en la vida y menos en los centros públicos». La Generalitat confía en tener en marcha los tres recursos a final de año, aunque ya anunció para el pasado otoño el punto de encuentro familiar.