En toda Torrevieja la afición al frontón -al igual que en toda la región valenciana- fue muy destacada en las últimas décadas del siglo XIX. En octubre de 1887, tenía gran número de aficionados al juego de la pelota, teniendo puestas todas sus esperanzas en el rico propietario Pedro Casciaro, que trató de edificar un trinquete, para lo que marchó a Alicante a tratar sobre este fin, y dar principio a las obras en ese invierno, y poder tenerlas concluidas en primavera. El sitio designado fue en la parte Norte de la población, junto al patio de José Rubio, en dirección al «Fielato de Carbonell», pero, pese al interés tomado por aquellas gentes, el proyecto no fue concluido ni ese año, ni en los inmediatos siguientes.

EL TRINQUETE

El habitual juego de pelota, en festivos y verano, estuvo muy animado los días 2 y 3 de julio de 1889. Los contrincantes defendieron bien las partidas atravesándose en la primera tarde dos juegos y quedando iguales en el segundo. Continuaran sin tener un trinquete en donde jugar los aventajados aficionados, ya que en las calles se hacía de todo punto imposible, perdiendo el juego toda su gracia.

Varios años después, en septiembre de 1893, varios aficionados al juego de pelota, encabezados por Salvador Valentí, se empeñaron en edificar un frontón, presentando al Ayuntamiento los planos del proyecto. Mientras tanto, al mes siguiente, se daban cita en la población, como extraordinario el acontecimiento, los afamados pelotaris de Petrer, Aspe, Elche, Monóvar, Santa Pola y Alicante, resultaron victoriosos los de Aspe, saliendo «partidos» los espectadores, que se habían «pelotarizado» hasta el punto de que ya nadie hablaba más que de «saques», trinquetes, etcétera; se pasaron momentos muy acalorados, cruzándose numerosas apuestas y hasta juicios y frases onerosas. Para finales del mes de mayo de 1894, estaba terminado el nuevo trinquete, y concertados algunos partidos para el día de la inauguración, programándose tres partidos de pelota a jugar entre finales del mes de julio y comienzos de agosto, en los que tomaron parte acreditados pelotaris alicantinos como Daniel, Miquelet y Nelet, de Murla; y Jaime, de Petrer; junto con los valencianos Pascualet, de Benitatxell; y Angelino, de Benicambra. El domingo 30 de septiembre, se verificó un reñido partido entre cuatro de los más afamados pelotaris vascongados con igual número de diestros de la comunidad valenciana, cruzándose apuestas de consideración. Con este motivo reinó gran animación en el pueblo y lugares comarcanos, con gran concurrencia a esta partida que despertó vivo entusiasmo entre los aficionados. Durante octubre, en el frontón-calle «El Salvador» se jugaron dos grandes partidos de los corrientes entre pelotaris procedentes del norte de España, alicantinos y valencianos. El primero, a 60 tantos, se disputó entre el «Chiquito», de la población riojana de Nájera, contra los ya conocidos pelotaris Nelet y Angelino; junto a José Calatayud, alias Rovira, de Aspe. En otros partidos de noventa tantos tomaron parte «Castillo» y «Rioja», ambos de Nájera, y Xaumet, de Petrer.

Los precios de las entradas fueron de 50 céntimos de peseta para general; palcos sin entrada 5 pesetas; y las demás localidades sin entrada 1 peseta. El partido dio principio a las tres y media de la tarde, con 250 pesetas de apuesta.

El 25 de julio de 1895, en plena Feria de San Jaime, tuvo lugar en Torrevieja un brillante partido de pelota a largas en el trinquete de «El Salvador», resultando de mucho interés; y en agosto se verificaron otros, entre ellos un gran partido de pelota a largas por los afamados pelotaris Verdú; Angelino; Ricardet, de Canals; y Bautista, Nelet y Ángel alias «el Seminarista», de Murla. Los partidos dieron comienzo a las cuatro y media de la tarde, y duraban hasta las siete, en ocho juegos vencidos. La apuesta entre los jugadores solía ser de 200 pesetas para arriba. Ni que decir tiene que todos los partidos fueron muy reñidos y abundantes en incidentes.

Era tal la afición a este juego que su tuvo que construir un segundo trinquete, inaugurado el domingo 25 de julio de 1897; llenándose los dos, el antiguo, de Salvador Valentí, y el nuevo, tomando parte renombrados jugadores de pelota valencianos.

La fama y afición de este juego hizo que destacaran algunos jugadores locales, así, el 3 de agosto de 1902, a las cuatro de la tarde, tuvo lugar en el trinquete de Salvador Valentí un partido de pelota a diez juegos vencidos y a veinticinco pesetas el juego, disputado entre tres jugadores de San Miguel de Salinas contra un igual número de deportistas torrevejenses. Desde principio la partida fue favorable a los de aquí, que vencieron cinco juegos seguidos. Después de algunas alternativas, volvieron los de Torrevieja a ganar cinco juegos, y a pesar de que los partidos fueron muy reñidos, los de San Miguel no hicieron ni un juego.

El encuentro terminó a las siete de la tarde, venciendo los de Torrevieja con nueve juegos, y aunque quedaban quince minutos de tiempo para terminar a la hora señalada, los de San Miguel se retiraron y terminó la partida. Durante la prueba se cruzaron un sin número de apuestas a favor de unos y de otros. Después, terminada la partida y cuando los jugadores entraban en sus habitaciones para mudarse de ropa, un señor se dirigió al dueño del trinquete, proponiéndole que buscase tres jugadores de la ribera de Valencia contra el mismo trío de Torrevieja para jugarse mil pesetas a favor de estos últimos; toda una gran apuesta por deporte local.

Los incidentes en las partidas eran bastante comunes. El domingo 26 de julio de 1903, por la tarde, tuvo lugar un gran partido de pelota en el frontón de Salvador Valentí, disputándose una apuesta de cien pesetas los entonces afamados pelotaris Francisco Chazarra alias «Cupido», Antonio Chazarra alias «Cupido» Chico» y Francisco Moreno alias «Océano» –equipo azul-, contra Manuel Sala alias «Mafita», Antonio Bru alias ‘Caruño’, y Manuel Huertas alias «el Parroquiano» –equipo encarnado. La partida se presentó interesante, pero uno de los «Cupidos», tuvo la desgracia de lastimarse una mano por lo cual se suspendió ésta, ganando los azules. El público protestó promoviendo algún alboroto que hubiese tenido otras consecuencias al no presentarse otro afamado jugador, de Benejúzar, que sustituyó al «Cupido». El nuevo pelotari, llamado José Hernández, hizo verdaderas filigranas, mostrándose muy valiente y escuchando muchos aplausos del público. De todas formas, fueron vencidos los encarnados.

En mi recuerdo queda el «Trinquete del White», José y Patricio Pérez, cuyos nombres quedan en la memoria torrevejense, el primero como maestro de escuela y su hermano por su asesinato en el antiguo bar «El Tiburón» y por llevar su nombre una céntrica calle de Torrevieja. Todavía quedan en pie sus paredes en la avenida Diego Ramírez Pastor, esquina con la calle Bazán, frente al llamado «Bar Trinquete»; solar en donde en los años sesenta y setenta del pasado siglo tuvieron lugar animadas verbenas organizadas por la «Peña Diana».