El Consorcio Vega Baja Sostenible, que gestiona los residuos domésticos de los 27 municipios de la comarca, que el año pasado generó 180.788 toneladas, se encuentra en un punto de inflexión. Su planificación, que se diseñó en 2008 para 20 años, dista de los objetivos y directrices de los nuevos marcos legislativos.

Por ello, se encuentra rediseñando su estrategia, que se materializa en el plan director para la gestión de los biorresiduos, "actualmente deficitaria por la carencia de infraestructuras propias de tratamiento, por lo que se realiza fuera de la comarca", expone el texto.

El estudio estima el número y tipología de las instalaciones necesarias para lograr la autosuficiencia y propone alternativas en base a los polos de producción de residuos, descartando la construcción de macroplantas, que ha tenido una fuerte oposición vecinal y ha protagonizado históricas movilizaciones sociales en poblaciones como Torremendo.

La nueva planificación apuesta por un modelo descentralizado donde la gestión se realice en puntos próximos a las zonas donde se generan, con el objetivo de minimizar los costes ambientales por el transporte, incrementar la responsabilidad de las administraciones generadoras y hacer un reparto territorial más justo. 

Así, el principal foco es Torrevieja, seguido por Orihuela, con sus pedanías y la costa. Ambos municipios generan el 45% de los residuos de la Vega Baja. A su vez, destaca el eje que supone en el litoral sur Torrevieja, Orihuela Costa y Pilar de la Horadada.  

Al mismo tiempo, destaca la reciente apertura de la planta de transferencia en Dolores, donde se realiza el acopio de residuos para después trasladarlos a las plantas de tratamiento de Xixona, Villena, Fontcalent y Elx, por lo que esta localidad se sitúa como otro punto clave de gestión.  

Atendiendo a estos centros de gravedad y a las instalaciones ya disponibles, el plan propone cuatro alternativas para subdividir la comarca por zonas de acopio y tratamiento, considerando como la más adecuada la que establece tres subzonas.

La primera incluye a Orihuela Costa, Pilar de la Horadada y Torrevieja, así como los municipios más cercanos (San Miguel de Salinas y Los Montesinos). La segunda alberga la planta de Dolores, aunando a los municipios de menor tamaño que se encuentran a su alrededor, y la tercera está conformada por los municipios del noreste de la comarca, teniendo el centro de Orihuela como principal generador de biorresiduos.

Esto, además, garantiza que la mayor parte de los vehículos de recogida no tardarán más de 20 minutos hasta el punto de descarga. Con todo, subraya el plan, las instalaciones en cada subzona deben complementarse entre sí y gestionar de manera solidaria en el conjunto del territorio.

Con la directriz de tratar y valorizar o recuperar los residuos, se contempla una planta cerrada de compostaje acelerado en cada zona, cerca de los principales focos: Orihuela centro, la planta de Dolores y Torrevieja-Orihuela Costa, donde además se propone una planta de biometanización.

Esta infraestructura permite aprovechar los residuos energéticamente, permitiendo la degradación de la materia orgánica y obteniendo biogás. Es decir, se produce energía eléctrica que se inyecta directamente a la red de suministro o a la de distribución de gas natural o se usa como materia prima para el transporte u otros procesos industriales.

A parte de obtener biogás, este proceso permite obtener abono orgánico, lo que en una comarca como la Vega Baja, con una importante actividad agrícola, supone una oportunidad de comercializar y distribuir el compost entre los agricultores, favoreciendo así la económica circular a escala local.

En contraposición, estas instalaciones requieren fuertes inversiones y la acumulación de grandes masas de residuos -como mínimo 12.000 toneladas anuales-, así como un suministro de una corriente de materia orgánica con un alto contenido húmedo (fangos de depuradora, purines o efluentes industriales).

Por último, el plan incide en que la estacionalidad en la producción de residuos, a causa de la presión turística, requiere de sistemas de tratamiento que puedan ser trasladados en función de las demandas existentes en las diferentes subzonas.