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El Palacio del Marqués de Rafal en Orihuela abre sus puertas con visitas guiadas

De las 13 casas palaciegas que tiene la ciudad, es la primera vez que los ciudadanos podrán recorrer sus estancias, después de que la Generalitat comprara en junio a sus herederos el inmueble del siglo XVIII por 2,4 millones de euros

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Así es el Palacio Marqués de Rafal por dentro Tony Sevilla

El imponente Palacio del Marqués de Rafal, de 2.000 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 1.000 en pleno casco histórico, a los pies del Seminario y en la histórica plaza de Ramón Sijé, se despereza del letargo de cuatro siglos. Desde que la Generalitat lo compró el pasado 22 de junio a sus herederos -los tres hijos y la viuda del último marqués de Rafal- por 2,4 millones de euros, se está trabajando para adecentarlo, quitarle la carcoma y restaurar cuadros y espejos en un intento por darle vida y abrirlo a la ciudadanía. Un palacio por y para el pueblo es la consigna. 

Con motivo del Día de la Comunidad Valenciana, este domingo se celebra una jornada de puertas abiertas que ya tiene el aforo completo con 50 personas que podrán pasear por los salones del que fuera uno de los grandes terratenientes de la comarca para conocer los entresijos de los Rocamora y sus descendientes, la familia más rica y poderosa de todo el Bajo Segura a lo largo de la historia moderna -incluso, la ciudad nombró Caballero Cubierto a muchos de sus miembros-. Un éxito de convocatoria que se ha saldado con más de 1.500 solicitudes en dos días y que marca el inicio de la puesta en marcha por parte del Ayuntamiento de visitas guiadas -en español e inglés- cada martes y jueves hasta final de año, con dos turnos -10.00 y 12.00 horas- y en grupos de 15 personas. 

Es la primera vez que en Orihuela se puede visitar un palacio por dentro. De hecho, hay una ruta turística por sus 13 palacios -Duques de Pinohermoso, Rubalcava, Marqués de Arneva, Condes de La Granja, Sorzano de Tejada, los Mejías, Villaescusa, Portillo, Barón de la Linde, Condes de la Luna, Condesa de Vía Manuel y Espiscopal-, pero solo desde el exterior.

Ya la fachada principal de este inmueble del siglo XVIII, con escudos heráldicos en la esquina y en las portadas, 16 balcones de foja en la primera planta y 11 ventanas en la segunda, auguran un interior por el que no es difícil perderse a través de sus innumerables puertas y escaleras. Nada más entrar destaca una cadena como símbolo de que el edificio fue estancia de un futuro rey -Don Juan Carlos durmió en uno de sus dormitorios en 1958-. La escalera principal está franqueada por grandes escudos. En el acceso a la planta noble otro escudo nobiliario que en realidad es la portada de la casa que la familia tenía en Benferri, una obra de cantería del siglo XVIII. 

De momento, se pueden ver diferentes estancias de la primera planta como salas de estar, el comedor, un dormitorio, la biblioteca, una sala de billar y un hermoso jardín de más de 200 metros, además de una exposición de 52 fotos que da cuenta de la transformación que ha ido sufriendo el edificio.

Se conservan los suelos de cerámica valenciana de mediados del siglo XIX -que se protegerán con una moqueta- y puertas con hasta cuatro siglos de historia. "Las casas palaciegas deben estar abiertas para conocer la historia", manifiesta Antonio Alonso, que ya pasea por el palacio como por su casa desde que el pasado 1 de septiembre la oficina que dirige del Plan Vega Renhace se trasladó a este espacio que también se ha convertido en una nueva sede de Presidencia de la Generalitat, la cuarta en la Comunidad -hasta ahora solo se encontraba en las tres capitales de provincia-, que reconoce a Orihuela como sede histórica y capital de la Gobernación. 

"Esto hace ciudad y comarca y revitaliza el casco histórico", subraya Alonso, que al mismo tiempo recuerda que aún queda un largo camino por delante hasta convertirlo en un lugar museístico y cultural. "El edificio tiene un problema de accesibilidad" para personas con movilidad reducida, indica, por lo que se encuentra buscando fórmulas con organizaciones para solventarlo.

Con esta adquisición, el Consell hace hincapié en dos claves: patrimonio y cambio climático. Por un lado, recupera un edificio histórico en una ciudad que precisa inversión urgente en la mejora y mantenimiento en su gran volumen de patrimonio con el objetivo, además, de que sea un referente en la gestión inteligente del patrimonio cultural; por otro lado, acogerá un centro de investigación y gestión de los riesgos y eventos extremos derivados del agua para adaptar el territorio a nuevos escenarios, con especial énfasis en el sector agrícola. 

No en vano, el Plan Vega Renhace es el proyecto estrella que el Consell presentó un año después de la terrible DANA que asoló la comarca como una hoja de ruta para fortalecerla ante fenómenos adversos, al mismo tiempo que establecer una estrategia para acercarse a un sur con un sentimiento de abandono histórico.

Tan acostumbrados a que estos edificios formen parte del paisaje urbano, ahora la invitación a conocer uno de ellos por dentro está despertado la curiosidad y hasta la imaginación que da pie a todo tipo de historias e intrigas.

Para las visitas es necesario pedir cita previa en www.orihuelaturistica.es (más información en el teléfono 673836385).

30 metros lineales de documentación

Una de las condiciones para la compra por parte de la Generalitat fue trasladar la moderna oficina de turismo, en las inmediaciones del palacio, para no interferir en la vista panorámica. Su nueva ubicación aún está por decidir. Otra condición fue que se incluyera en la adquisición el archivo histórico del marquesado, que se encontraba en el palacio, a riesgo de desaparecer. Cuenta con 89 registros notariales, herencias, particiones de bienes y más de 9.000 documentos del siglo XVI al XXI de un marquesado que tenía en propiedad municipios como Benferri o Granja de Rocamora, incluyendo particiones en Rafal, Dolores y otros territorios, que dan cuenta de la conformación de la comarca.

Manuscritos únicos que ya se encuentran en el archivo histórico de Orihuela para su digitalización. Unos 30 metros lineales de documentación que, tras un inventario, están a la espera de catalogarse para contribuir a la investigación histórica de la Vega Baja. Todo ello con el objetivo de que la historia no se desmembrara, un empeño que arrancó en enero de 2020 por parte de Javier Sánchez Portas, historiador y exdirector de la Biblioteca Pública Fernando de Loazes. 

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