Almoradí tendrá un museo dedicado al terremoto de 1829 que asoló la Vega Baja
El Ayuntamiento rehabilitará una vivienda de la calle La Reina que aún perdura como testigo de aquella reconstrucción que realizó el arquitecto Larramendi para dar un techo a quienes lo perdieron todo tras el seísmo que destruyó varias localidades de la comarca
La Diputación de Alicante ha otorgado una subvención de 216.750 euros al Ayuntamiento de Almoradí para rehabilitar la vivienda situada en la calle La Reina (número 33), donde se ubicará el Espacio Museográfico Memorial del Seísmo de 1829. El gobierno local aportará 24.100 euros para completar el importe total de la obra, que asciende a 240.854.
Así, el municipio contará con una nueva instalación museístico-expositiva, que se unirá al EcoMuseo y la Sala Expositiva Adolfo Suárez (en la planta baja del Ayuntamiento), según ha informado la Concejalía de Turismo, que dirige el edil José Antonio Latorre.
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Tras el terremoto de la tarde del 21 de marzo de 1829, que tuvo lugar en la comarca, Almoradí quedó absolutamente destruida, con más de 200 víctimas, así como numerosa población afectada, heridos, damnificados y huérfanos. No en vano, fue el acontecimiento sísmico más importante de los últimos 500 años.
El primer ingeniero de caminos español, José Agustín de Larramendi, trazó las líneas maestras para reconstruir el pueblo de Almoradí. Hasta ese momento, la Corona española no había sufragado ninguna empresa relacionada con la construcción de viviendas sociales: "Hasta la Real Orden de 1853 no se tiene constancia de que el Estado financiara este tipo de casas", ha explicado Latorre. Por tanto, la reconstrucción de Almoradí fue el ensayo de lo que en un futuro serían las viviendas sociales.
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No obstante, Larramendi fue más allá y estableció un orden de preferencias a la hora de conceder un techo a cada persona. Este sistema de reparto justo situaba en primer lugar a las viudas y pobres, por detrás iban las familias con los recursos suficientes como para construir inmuebles con ayuda y por último las personas adineradas a las que solo se les cedieron las parcelas.
Las viviendas destacaban por su escasa altura y por la fortaleza de sus muros interiores. Pocas veces se había levantado un pueblo de nuevo, al mismo tiempo que se diseñaba para que no volviera a perecer ante un nuevo terremoto.
A día de hoy, todavía existen tres viviendas en la calle La Reina que proceden de los planos de Larramendi. Estas casas son, además, la prueba existente de que la comarca era un territorio meramente agrícola, ya que todas las construcciones tenían un patio trasero con espacios para corrales y las puertas tenían doble hoja para que pudieran entrar los animales hasta el fondo. Ahora se convertirá también en un museo que recuerde una de las mayores catástrofes que padeció la comarca.
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