El embalse de la Pedrera desentona en un entorno de secano. Su color turquesa deslumbra y sorprende a quienes pasan por allí. Senderistas, ciclistas, conductores que transitan entre Murcia y la costa alicantina o amantes de las motos que optan por un recorrido sinuoso lleno de curvas. La carretera CV-950, que cuenta con una intensidad media diaria de tan solo 431 vehículos al día en sus 7.145 metros de longitud, lo bordea por su lado noroeste. Fuentes de la Guardia Civil señalan que es un punto frecuente de accidentes graves y carreras ilegales de motos.
Para evitar que se produzcan excesos de velocidad, la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, con una inversión de 180.000 euros y dos meses de ejecución, ha colocado 12 reductores de velocidad tanto en la zona de aproximación de los miradores como en la recta del dique principal de la presa. De esta forma, "se cambia a un uso turístico, ya que este itinerario es utilizado por gran cantidad de ciclistas y turistas de otras nacionalidades", indican fuentes del departamento que dirige Rebeca Torró.
Las mismas fuentes subrayan que uno de los objetivos de la Conselleria es "la mejora de la seguridad vial de las carreteras, así como el mantenimiento y puesta en valor de las zonas colindantes, sobre todo en lugares con especial encanto paisajístico".
Por ello, la intervención se ha completado con la construcción de tres miradores y el acondicionamiento de tres márgenes de la carretera, con zonas de descanso con vistas al pantano. Asimismo, se ha colocado en estas áreas una valla talanquera de protección, así como papeleras y bancos de madera. "Estos elementos están separados de la zona de aparcamiento e integrados perfectamente con el paisaje", prosiguen.
Con todo, está levantando ampollas entre los motoclubs. Desde hace años agrupaciones de entusiastas de las motocicletas, de zonas geográficas cercanas, usan este entorno como punto de encuentro habitual, sobre todo los domingos. Afirman que es una carretera buena para las motos, no solo por sus curvas, sino porque es un lugar de paso.
La mayoría, dicen, quedan entre amigos, dan un par de vueltas y continúan la ruta. "Se genera un buen ambiente entre gente que, salvo algún zumbado, como puede haber en todos sitios, es responsable", indican, al mismo tiempo que sostienen que las carreras ilegales son por las noches los fines de semana entre coches tuneados.
Así, se sienten como un chivo expiatorio: "Tanto badén colocado estratégicamente para fastidiar la carretera y echar a las motos", porque al final "siempre se culpa al motorista", lamentan.