¿A qué edad te enteraste de estás sirviendo mal la leche?

Este es el truco (y su explicación científica) para que no vuelvas a salpicar

¿A qué edad te enteraste de estás sirviendo mal la leche?

Javier Corazón

Javier Corazón

Javier Corazón

A quién no le ha pasado que va a servirse un vaso de leche, coge el tetrabrick y acaba salpicando toda la encimera. Es algo que suele pasar habitualmente pero que tiene una solución tan sencilla como abrumadora. 

Es probable que en internet hayas visto muchos vídeos de trucos y sugerencias donde aprendemos que hemos estado sirviendo incorrectamente la leche de tetrabrik toda nuestra vida.

Pues resulta que la forma correcta de verter la leche es con el orificio del tetrabrik orientado hacia arriba y no hacia abajo, como normalmente nos inclinamos a hacerlo. Se podría pensar que es más lógico colocar la abertura lo más próxima posible al vaso para evitar derrames, pero hay una justificación científica para hacerlo de manera inversa. ¿Por qué es preferible servir la leche con la abertura hacia arriba?

¿Por qué echamos mal la leche?

La explicación es muy sencilla y está relacionada con el hecho de que los gases siempre se desplazan de áreas de alta presión a áreas de baja presión. Cuando vertemos la leche con la boca del tetrabrik en la parte inferior, la leche llena toda la abertura al verterse, impidiendo la entrada de aire. A medida que la leche se vacía, se forma una pequeña bolsa de aire a baja presión dentro del recipiente.

Esta diferencia de presión entre el aire del ambiente y el aire dentro del tetrabrik, hace que el aire exterior se esfuerce en entrar y equilibrar la presión. Al hacerlo, interrumpe el flujo de leche (de manera parcial o total), y una vez que la presión se ha igualado, la leche vuelve a fluir, causando la temida erupción que eventualmente podría provocar salpicaduras.

¿Y por qué esto no sucede con la boca hacia arriba?

Cuando la boca está en la parte superior, esto no ocurre, y la leche fluye de manera constante, sin interrupciones. ¿La razón? Principalmente porque, mientras la vertemos, la leche no obstruye por completo la abertura del tetrabrik, permitiendo que el aire se desplace libremente entre el interior y el exterior del recipiente, manteniendo la presión balanceada.

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