María Jiménez y Pepe Sancho, una pasión tormentosa marcada por el duelo y los malos tratos

Se casaron dos veces y se divorciaron otras dos, una relación marcada por la pasión desmedida, los problemas de alcohol y la violencia... "Me fue arrinconando y abandonando", explicó ella años después

María Jiménez y Pepe Sancho.

María Jiménez y Pepe Sancho.

Laura Estirado

Al igual que la fallecida María Jiménez, "un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente", se rasgaba cantando con rabia aquello de 'Se acabó' -su mayor 'hit', todo un himno y lema contra la violencia machista, usado precisamente estos días por las deportistas para arropar a Jenni Hermoso en el escándalo Rubiales-, la vida de la cantante trianera que nos ha dejado a los 73 años también se resquebrajó en varias ocasiones: se casó tres veces con su amor y su tormento, el actor Pepe Sancho (el mítico Estudiante de la serie 'Curro Jiménez'), tuvo que afrontar el trance de la muerte de su primogénita, Rocío, en un accidente de tráfico, que la sumió en una profunda depresión, y hacer de tripas corazón para denunciar públicamente los malos tratos que había sufrido.

El fallecimiento de la popular cantante, bailaora y actriz llega justo tres días después de la muerte otro de los rostros más queridos y famosos de la televisión, María Teresa Campos. "Dedicó su vida a sus dos hijos, Rocío y Alejandro, sus pasiones, sus amigos, a los que cultivó y amó con gran generosidad hasta el final de sus días, a su hermana Isabel, a la que adoraba, y siendo bandera de libertad", rezan las palabras con las que han informado de la tristre noticia la familia de la artista sevillana.

Éxitos y penas

Su vida estuvo marcada por grandes éxitos profesionales (desde los 15 años llenaba tablaos flamencos de la capital hispalense) y sucesos desgarradores. Y por un amor que fue portada de revistas, de idas y venidas, y de escándalos. Jiménez y Sancho se amaron con locura, demasiado, tanto, que en muchas ocasiones no supieron gestionar en frío sus sentimientos. Su romance fue uno de los más tormentosos que se recuerda: pasión desmedida, problemas de alcohol, malos tratos... "Me fue arrinconando y abandonando", explicó.

"Fue un flechazo, pero después fueron 20 años de puñaladas", contó María de Pepe, al que conoció en Casa Lucio, el conocido restaurante de Madrid. Él explicó así cómo surgió la llama: "Después de ocho meses de noviazgo, María me propuso matrimonio y yo dije que bueno. Creo que, por entonces, no estaba enamorado, porque seis meses después supe que lo estaba".

Boda con escándalo

Aseguran que se jugaron a cara o cruz la ciudad donde se casarían: Valencia, la tierra del actor, o Sevilla. Ganó esta última, y 3.000 invitados no se perdieron aquella 'boda del año'. "Ese día El Estudiante me formó un escándalo, que yo me quería separar ese mismo día de él. Psicológicamente me volvió loca ese día", explicó la cantante sobre el día de su boda en un documental.

La cantaora había sido madre soltera de su hija Rocío, pero el actor la acogió como si fuera suya, y le dio su apellido. Más tarde los dos fueron padres de su hijo, Alejandro Sancho.

Duro golpe

Un año después del nacimiento de Alejandro, llegó la primera de sus separaciones. Pero no tardarían en volver de nuevo. En enero de 1985 María sufrió el revés más grande de su vida: la muerte de su hija Rocío en un accidente de coche. Aquella tragedia la sumió en una profunda depresión, pero también la volvió a unir al actor.

Fue entonces cuando llegó la segunda boda, se casaron el 27 de febrero de 1987 en Costa Rica con su hijo Alejandro.

Pero los problemas no tardaron en regresar, regados de alcohol e infidelidades del actor, muy posesivo y celoso con su mujer, a la que llegó a alejar de su carrera artística.

Ella se quedó en casa cuidando de su hijo mientras el actor seguía triunfando, por eso luego explicó cómo su marido la fue anulando, apartándola y quitándole todo lo que quería. Lo contó años después, renacida de sus cenizas, aquella nueva diva María Jiménez, totalmente empoderada que se vestía como una diva con plumas de pavo real, volviendo a marcar el paso, con la frente alta, valiente, y con estilazo.

Regresó la estrella que siempre fue. Él, por su parte, también recompuso su vida, hasta su muerte hace una década.