El impacto del Cambio Climático en la Salud: La Ecoansiedad

El cambio climático es un hecho que, aunque podría tener un origen natural, está demostrado que la intervención humana ha tenido una gran influencia. 

Y este cambio climático tiene un impacto directo sobre las personas en distintos aspecto:

- El aumento de la temperatura provoca enfermedades y muertes por fallos cardiovasculares además de cambios en el estado físico y el nivel de actividad.

- La degradación de los ecosistemas y las catástrofes naturales conllevan migraciones forzadas y conflictos civiles por los recursos naturales.

- La contaminación del aire se traduce en aumento de las personas diagnosticadas de asma y se aparecen más casos de alergia.

- Se producen cambios en los vectores que causan enfermedades: malaria, dengue, encefalitis, COVID, etc..

- La disminución de la calidad del agua provoca la aparición de enfermedades como el cólera, criptosporiodosis, campylobacter…

- Los impactos en la cadena de suministros del agua y alimentos se traducen en malnutrición, enfermedades diarreicas…

- Se multiplican los fenómenos meteorológicos extremos: sequías, inundaciones, huracanes, incendios…

Seguro que muchas de estas cuestiones nos resultan familiares porque oímos hablar sobre ellas en las noticias cada día y en muchas personas terminan provocando enfermedades mentales y desordenes relacionados con el estrés. 

Este fenómeno es conocido como ECOANSIEDAD, que, según la Asociación Americana de Psicología (APA) es «el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones».

Aunque, si bien es cierto que la ansiedad es una reacción normal y saludable que se activa ante una amenaza o un peligro. La ansiedad se convierte en trastorno de ansiedad cuando esta reacción se activa en situaciones habitualmente no amenazantes o peligrosas o de manera persistente, hasta el punto que interfiere de manera importante en la vida diaria.

Los mayores afectados por esta dolencia actualmente son los jóvenes, solo hay que escuchar a la adolescente sueca Greta Thunberg cuando dirigió la siguiente frase al Foro Económico Mundial en Davos:

“Quiero que entren en pánico. Quiero que sientan el miedo que yo siento todos los días”.

La juventud siente que no puede hacer nada ante el veloz deterioro del planeta del cual ni siquiera han sido responsables, este sentimiento unido a una sociedad atomizada, individualista, totalmente desconectada de la naturaleza hace que parezca una batalla imposible de ganar. 

Sin embargo, la ecoansiedad es el primer paso para combatir el cambio climático, ser conscientes de la magnitud del problema nos obliga a recapacitar y buscar soluciones para remediar el desastre. 

¿Cuáles son sus principales síntomas?

Sus síntomas son similares a otros tipos de ansiedad, estrés, alteraciones del sueño, nerviosismo, etc... Aunque en los casos más graves puede provocar sensaciones más graves como sensación de ahogo o depresión e interferir en decisiones personales, como por ejemplo no tener hijos por sentir culpa por la situación del planeta o una preocupación externa por su futuro.  

¿Cómo podemos contarrestar la ecoansiedad?

Con la adaptación al cambio climático y desarrollando nuestra capacidad de resilencia, aceptar esta nueva situación nos facilitará el día a día, ya nada es como antes ni es como será después. 

Fomentar el optimismo, no todo lo que puede salir mal saldrá mal. 

Encontrar un objetivo personal, podemos leer sobre los objetivos de desarrollo sostenible y elegir uno con el que nos sintamos identificados, cualquier actuación que hagamos al respecto nos hará sentir que somos capaces de beneficiar al conjunto de la sociedad.

Formarse e informarse mediante fuentes oficiales y no dejarnos embaucar por cualquier información que circule en las redes sociales.

Mantener relaciones personales directas, formar parte de agrupaciones o asociaciones con aficiones similares que tengan repercusión en el medioambiente, voluntariados para recoger residuos de entornos naturales, participar en reforestaciones, etc…

Ser conscientes de que cada acción individual tiene una repercusión en el medioambiente, consumir de forma responsable productos locales y solamente lo necesario, reutilizar productos o comprarlos de segunda mano, utilizar transportes colectivos, disminuir el consumo eléctrico con aparatos más eficientes, etc…

Necesitamos un cambio cultural, un cambio en nuestra forma de vivir, una reconexión con la naturaleza, transformar nuestra economía lineal a circular integrándonos en el ciclo de la vida, dejémonos guiar por nuestra ecoansiedad que nos está advirtiendo del peligro de no cambiar nuestro rumbo y empecemos a cuidarnos a nosotros y a nuestro planeta.