Johanna Pasquali no es la típica agente de policía. Es olvidadiza, distraída y torpe. Desde un punto de vista estrictamente profesional es agradable, pero un cero a la izquierda. Aunque destaca por su buena puntería, su habilidad para el combate cuerpo a cuerpo y su intuición policial, así como su torpeza, la han convertido en una amenaza tanto para los criminales como para sus compañeros de trabajo y los ciudadanos en general. Relegada a misiones tan peligrosas como poner multas de tráfico e investigar pequeños hurtos en tiendas, dedica cada minuto de su tiempo libre a hacer realidad su sueño: ser la primera mujer en entrar en el RAID, la unidad de élite de la policía francesa.