Cuando asesinan al padre de Arthur, siendo este un niño, Vortigern, el tío de Arthur, se hace con la corona. Desposeído de su derecho de nacimiento y sin las ideas claras sobre quién es realmente, Arthur se adentra en las calles de la ciudad. Pero cuando consigue sacar Excálibur de la piedra, su vida se pone patas arriba y se ve obligado a reconocer su verdadero legado, tanto si le gusta como si no.