La ronda española

Nueva salvajada de Evenepoel en la Vuelta

Segunda fuga consecutiva del fenómeno belga desde su hundimiento en el Tourmalet en una etapa ganada por el portugués Rui Costa donde hace cuarto. Sin cambios en la general. Este lunes, descanso.

Sergi López-Egea

Llevaba una camiseta, unos bermudas y unas zapatillas de deporte. “¡Anda! Mira cómo viste Evenepoel”, exclamaba Pedro Delgado. Evenepoel se dirigía al autobús del equipo de Romain Bardet vestido de paisano. Lo único que lo identificaba como corredor era que montaba su bici. Quería regalarle uno de sus ‘maillots’ de campeón de Bélgica en reconocimiento a una fuga increíble, la del sábado, la que coronó el muro de Larrau.

Sucedía en Pamplona, cita de viejas glorias, PericoMiguel InduráinCelestino Prieto y el jefe de todos ellos, José Miguel Echávarri. De la capital navarra partía la etapa, la que empezó a descubrir a un Evenepoel diferente, el que se abraza con sus compañeros y el que sube al control de firmas con la bandera de Marruecos, terremoto terrible, la tierra de origen de su mujer Oumi. Se casaron en 2022.

Se da la salida, Javier Guillén, director de la Vuelta, baja la bandera, que como en las pruebas automovilísticas marca la señal de la competición, y ¿quién demarra? Evenepoel, como si no se hubiese cansado el sábado, como si se hubiese propuesto atacar, quién sabe, en todas las etapas desde el martes (otra vez, lunes al sol) hasta el domingo.

Evenepoel lo pillan en el primer intento, toma aire, se ajusta las gafas y, ¡hala! a probarlo de nuevo. El segundo ataque marca la señal para la fuga del día, mientras todos se aporrean por detrás en unos kilómetros de delirio que al final dejan la clasificación general como salió del Tourmalet, porque el único que va acortando posiciones es Evenepoel. Se hundió hasta la 19ª plaza, ya es el 15º. En dos días ha recortado 10 de los 27 minutos que perdió en el Tourmalet. Y en los dos días se ha escapado.

Piernas humanas

Pero en Lekunberri, donde acaba la 15ª etapa, tierra navarra donde sólo se oye hablar euskera en las calles, las piernas del astro flamenco demuestran que son humanas, aunque aspire a convertirse en un dios del ciclismo, porque él no es de los que se cuela en una fuga para chupar rueda. Va tirando todo el día como si fuera una liebre en una prueba de maratón. “Es terrible ir a su rueda. Es como correr todo el día con el viento de cara. Es una locura”, cuenta Bardet, que guarda como una gesta la fuga compartida con el prodigio belga de 23 años; una barbaridad todo lo que hace este ciclista. Se hunde en el Tourmalet. Se desespera por perder la Vuelta y ataca cada día, sin importarle morir en el intento, aunque haga tercero en Lekunberri.

Aquí gana Rui Costa, el que les robó la cartera a Purito Rodríguez y a Alejandro Valverde en el Mundial de Florencia de 2013 y que a punto de cumplir 37 años sigue en activo, al contrario de los dos corredores a los que privó del jersey arcoíris.

Y entre apurar, vigilarse, hacerse el remolón, perder 30 segundos de ventaja, en la contraofensiva entre el triunfador Rui Costa y los derrotados Lennard Kamna y el colombiano Santiago Buitrago en la segunda subida al puerto de Zuarrarrate, allí donde las piernas de Evenepoel dijeron basta, este ciclista belga increíble casi los pilla en la misma línea de meta. Hace cuarto en la etapa, se abraza con Rui Costa y el ciclista portugués se lo agradece porque haber triunfado ante una nueva salvajada de Evenepoel, un corredor bendecido por los dioses del ciclismo, engrandece su victoria.